¿Dónde Está El Cielo? "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10). Una maestra, de la Escuela Bíblica, estaba enseñando a su clase de niños sobre el Cielo. Hizo una pregunta: "¿Donde está el Cielo?" Un de los niños presentes, con una grande sonrisa en los labios, contestó: "Está en nuestra casa, desde que papá se volvió un cristiano." Por peor que sea el lugar donde nos encontramos, por más difícil que sea la convivencia, por más desagradables que sean las actitudes a nuestro rededor, cuando Cristo llega, a través de nuestro testimonio, todo se transforma.   La presencia del cristiano, y de la alegría que él transmite, hace del lugar más oscuro un local de brillo intenso, de una casa envuelta por atritos y desentendimientos, un oasis de paz y tranquilidad. Por más tenebroso que sea el ambiente, cuando Cristo llega a el corazón y en el alma del cristiano, allí si establece inmediatamente el cielo de gozo y dicha. Muchas veces hemos murmurado delante de las aflicciones diste mundo. Nuestro local de trabajo ha sido un infierno insoportable. La calle en que moramos es la propia visión del infierno. Nuestra casa vive momentos tan turbulentos que hasta juzgamos ya estar en el infierno. ¿Y por qué ha acontecido eso? ¿No será exactamente por nuestra culpa? ¿Hemos en esos lugares dado el ejemplo de una vida santa y dedicada a Dios? ¿Hemos asumido nuestra condición de sal de la tierra y luz del mundo? ¿Hemos sido una bendición en cada un dieses lugares? Quien sepa, somos nosotros, la grande motivación para ellos ser el infierno que son. El cristiano, hijo del Dios Altisimo, transformado por el poder del Señor y Salvador Jesus Cristo, necesita estar consciente de que debe hacer del lugar donde Pisa la planta de sus pies, lo mejor lugar para alguien estar. Allí debe haber amor, debe haber ternura, debe haber esperanza, debe haber fe, debe haber la felicidad que todos esperan con ansiedad. El infierno desaparece y el cielo asume el control cuando el cristiano está presente.