¿Cambia algo?
«Todo aquel que esté contra el aborto, por favor levante su mano». Es el título. La única imagen que el vídeo ofrece es la mano “levantada” de un niño abortado. Una imagen cruda, sin sangre, pero con un efecto contundente sobre la conciencia de quien la ve. Hablo de un vídeo que ha salido en Youtube. Se trata de una iniciativa pro-vida realizada por el P. Frank Pavone, Director de «Sacerdotes por la vida» (Priests for life).
Breve y sencillo. Breve: apenas un minuto. Sencillo: una imagen y un mensaje. «Esta es la mano de un niño que fue abortado –concluye el vídeo- Hagamos duelo por estos niños. Que nuestros corazones estén lo suficientemente rotos para que Dios entre en ellos y nos mueva a defender sus vidas».
Este vídeo, que también puede verse en www.priestsforlife.org, se suma a la campaña de sensibilización que la fundación Sacerdotes por la Vida está realizando.
De inmediato me llamó la atención la iniciativa. Se me figuró una barquita que rema contracorriente en el caudaloso y potente río que desciende. No pude dejar de preguntarme: ¿Qué sentido tienen estas iniciativas cuando hay muchas instituciones internacionales que proponen, por no decir imponen, una cultura abortista a los gobiernos locales? ¿Cambia algo el ingente trabajo que hacen ONG’s, institutos y congregaciones religiosas para convencer a cada joven, mejor dicho madre (pues ya lo es), que desea abortar a no hacerlo?
En una ocasión, un turista madrugó para contemplar el amanecer en la playa. Al llegar allí se encontró con que no era el único. Había un lugareño que también paseaba por la costa. Al turista le llamó la atención que aquel hombre cada tres pasos se agachaba, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Después de observarlo durante unos minutos se acercó a preguntarle qué hacía. El lugareño le explicó que era común en esa época del año que la marea bajara rápidamente provocando que muchas estrellas de mar se quedaran en la arena y si él no las devolvía al agua seguramente morirían. Dicho esto, se agachó para tomar otra estrella que arrojó al mar.
El turista contempló la playa y vio una inmensidad de terreno, llena de puntitos que seguramente eran más estrellas de mar. Entonces, intrigado, le preguntó: “Perdone ¿para qué hace esto? ¿No es inútil ponerse a salvar estrellas? ¿Cambia algo el hecho de que usted arroje al mar estas estrellas cuando son cientos de miles las que seguramente morirán?” El lugareño se agachó. Recogió una estrella. La sostuvo entre sus manos unos segundos y la arrojó al mar. Luego volteó la mirada al turista y le dijo “¿Me preguntas si cambia algo? Para ésta… ¡Cambia todo!”.