Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21 Las pruebas del amor
Mientras aceleraba el paso por los pasillos del metro, un cartel llamó mi atención: «No hay amor, sólo existen las pruebas del amor». ¿Quién podía utilizar este dicho para hacer publicidad? Me detuve y decepcionado constaté que se trataba de un renombrado joyero. Esta frase me hundió en mis recuerdos. Cuando yo era un joven estudiante, tenía una visión muy triste del mundo, pues para mí era un lugar de permanente conflicto entre intereses igualmente egoístas, una tela en blanco y negro, sin calor y sin esperanza. En cuanto a Dios, dudaba de su amor: ¿cómo podía ver el mal sin intervenir? Así, mis razonamientos se volvían cada vez más agobiantes y tristes. Pero cierta vez decidí leer la vida de Jesús. Entonces un pensamiento se apoderó de mí: si tal hombre vivió en la tierra, aún tengo esperanza. Él existe verdaderamente –me dije–, por lo tanto mi vida puede tener sentido. Y si Dios envió a la tierra tal modelo de perfección, es la prueba de su amor. Pero hay algo más. Jesús no fue perfecto para su propia gloria, sino por amor a Dios y a nosotros. Amó a los hombres, malos por naturaleza. Se implicó en su suerte hasta dar su vida para salvarlos. Así, Dios reveló la importancia que tenemos para él y cuánto desea nuestra salvación y felicidad. Él dio pruebas de su amor y desea que nuestras vidas se llenen de él
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