CHISTE CRUEL
CONVERTIR A UN OSO
Un cura, un pastor pentecostal y un rabino estaban a cargo de sus respectivos templos en un pueblo.
2 ó 3 veces a la semana se reunían a tomar un café y conversar un rato.
Un día, uno de ellos hizo un comentario diciendo que predicarle a la gente no era difícil, que un verdadero desafío sería convertir a un oso.
Una cosa llevó a la otra, y decidieron hacer el experimento: cada uno ingresaría al bosque, buscaría un oso, y trataría de convertirlo a su respectiva fe.
Una semana más tarde se reunieron a comparar los resultados
El padre Lucas, con su brazo en cabestrillo, varios vendajes en todo el cuerpo y apoyado en muletas, relató su experiencia:
- Entré al bosque buscando al oso. Cuando lo encontré, comencé a leerle el catecismo. El oso no quería saber nada y comenzó a pegarme.
Rápidamente lo salpiqué con mi agua bendita, por Dios y la Virgen, y les juro que se puso manso como un cordero. El obispo vendrá la próxima semana a darle su primera comunión y su confirmación.
El pastor Julián habló después. Él estaba en silla de ruedas, tenía un brazo y ambas piernas enyesadas y un suministro de suero conectado al otro brazo:
- Hermanos, cuando encontré al oso, comencé a leerle la Palabra de Dios. Pero ese oso no quería saber nada conmigo. Así que comenzamos a luchar. Rodamos colina abajo, luego seguimos luchando mientras subíamos otra colina y volvimos a rodar hacia abajo hasta terminar en un arroyo, donde hundí su cabeza en el agua y lo bauticé. Y exactamente como te pasó a vos -dijo mirando al cura- se volvió manso como un cordero y pasamos el resto del día alabando a Jesús.
El cura y el reverendo miraron al rabino, quien yacía en una cama de hospital.
Él tenía yeso por todo el cuerpo, varios suministros de remedios y sangre por vía endovenosa y monitores que verificaban constantemente su evolución.
El rabino estaba realmente muy mal, entonces les dijo:
- Mirándolo en retrospectiva, creo que la circuncisión no fue la mejor manera de intentar convertirlo.