Ravensbruck es un pequeño pueblo perteneciente al distrito de Potsdam, al oriente de Alemania. Desde 1934 hasta 1945, en Ravensbruck funcionó un campo de concentración nazi, solo para mujeres. Al término de la segunda guerra mundial los aliados liberaron a los sobrevivientes de este campo de concentración. Entre los múltiples objetos, instrumentos de tortura y restos humanos sumariados para la investigación, encontraron un pedazo de papel, en el cual, una prisionera había escrito la siguiente plegaria: "Señor, no te acuerdes solamente de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. Pero no te acuerdes de todo el sufrimiento que nos han infligido; acuérdate de los frutos producidos en nosotros gracias a ese sufrimiento: la confraternidad, lealtad, humildad, valor y generosidad, que brotó de nuestro corazón a raíz de todo esto. Y cuando les llegue la hora del juicio, te pedimos que les perdones." Esta mujer había logrado una de las virtudes más grandes y difíciles en la vida, el perdonar a aquellos que la torturaban. Esto me recuerda aquel pasaje de la Biblia que describe la actitud de Jesús hacia aquellos que lo estaban crucificando. 1° Pedro 2:23 dice: "Cuando lo insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios, que juzga con rectitud." Además, desde la cruz Jesús oró a Dios diciendo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen." Jesús hizo esto para salvarte y para salvarme a mí. ¿Por qué no lo invitas a vivir en tu corazón? Dios te bendiga Andrea