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General: LIBRES EN EL ESPIRITU ( EDIFICANTE MENSAJE LEELO CON CALMA )
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De: PedroPablo  (Mensaje original) Enviado: 11/09/2009 13:38
 

 

 

Libres en el Espíritu

Gálatas 5:13-24 —

Aviso del pastor:  se espera de los asistentes que sigan la predicación con las Escrituras en la mano, verificando y examinando lo que afirma el predicador, por lo que se recomienda la lectura de estos sermones siguiendo el mismo procedimiento)
 
Introducción
La doctrina bíblica de la justificación por gracia mediante la fe ha provocado desde su mismo origen una acusación que, paradójicamente, sirve para desmentir a aquellos que por una u otra razón niegan que la Biblia enseñe precisamente esta doctrina.

La acusación consiste en decir que la justificación por la fe, a parte de las obras de la ley y por tanto aparte de cualquier mérito humano, acaba haciendo que la persona confíe de tal forma en la gracia y el perdón de Dios, que finalmente encuentre en este mismo perdón la excusa perfecta para entregarse a una vida de pecado.
Que es precisamente justificación por fe lo que enseña la Biblia se demuestra porque el propio Pablo tiene que defenderse en la epístola a los Romanos de dicha acusación, realizada por aquellos que no entienden en qué consiste el mensaje del evangelio ni cuáles son sus efectos en aquellos que lo reciben.
Ahora bien, si tiene que defenderse de dicha acusación, si otros la han utilizado posteriormente, es que en efecto, existe el peligro de malinterpretar la gracia de Dios. Existe el peligro de creer que una fe superficial sea una especie de seguro de vida que luego nos permita hacer con nuestra vida lo que queramos. Y cada uno de los que está aquí sabe por experiencia propia que esta no es una cuestión teórica, que deba preocupar sólo a los teólogos, sino que se trata de algo eminentemente práctico.
Queremos ser santos, estamos agradecidos por la gracia recibida, deseamos hacer la voluntad de Dios, pero aún luchamos con el pecado. ¿Será que el saber de antemano que Dios ha perdonado todos nuestros pecados y nos ha dado la vida eterna, y que no podemos perder nuestra salvación, no debilita nuestra lucha contra el pecado? ¿Cuál es el secreto de una vida cristiana victoriosa?
Análisis del pasaje
Entrando ya en el pasaje, vemos que Pablo empieza el texto que estamos examinando hoy, recordándonos el precioso llamamiento que hemos recibido:

Gálatas 5:13a
13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados;

Los cristianos hemos sido llamados, por la gracia de Dios en Cristo, a ser liberados, somos libres de la ley del pecado y de la muerte. Éramos esclavos y hemos sido hechos libres en Cristo, comprados por su sangre, rescatados de aquel y aquello que nos tenía prisioneros. Esto son extraordinarias buenas noticias. Pero Pablo tiene algo que recordarnos, un peligro, ese solamente que nos advierte de que tengamos cuidado:
Gálatas 5:13b
13 …solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne,…

Como decíamos, este es un peligro real, un peligro sutil contra el que debemos estar precavidos: el evangelio es tan maravilloso, el perdón gratuito e inmerecido de Dios es algo tan asombroso, que puede ser malinterpretado. Unos malinterpretan el evangelio sencillamente negando que pueda ser posible. No es posible que Dios sea tan generoso, no es posible que Cristo haya logrado nuestro perdón en la cruz, no es posible que baste la fe en él para que seamos perdonados, justificados y recibamos la vida eterna. Hace falta añadir algo más, hacen falta obras, los judaizantes que corrompían el evangelio en galacia dirían, hace falta someterse a la ley de Moisés, circuncidarse y guardar la ley para recibir la bendición de Dios. Contra esta idea ha combatido Pablo hasta este punto en la epístola.
Otros, en cambio, malinterpretaban y malinterpretan el evangelio convirtiéndolo en una licencia para pecar. Puesto que la gracia de Dios en Cristo es tan grande, más grande que todo el pecado que yo pudiera cometer, pequemos pues para que la gracia abunde. Pablo niega esta posibilidad en Romanos con el tipo de negación más enfático que existe en griego, y que en castellano traducimos diciendo:
Romanos 6:2
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

¿Cómo debe vivir el cristiano? ¿En que forma debe expresar su libertad cristiana? Nos lo dice Pablo:
Gálatas 5:13c
13 …sino servíos por amor los unos a los otros.

La libertad cristiana, no es el libertinaje del que obedece al yo pecaminoso en sus impulsos egoístas, es la libertad de ser capaz de entregarse uno mismo en servicio a los demás.
Fijaos bien, no es que tengamos dos opciones en uso de nuestra libertad, usarla para satisfacernos a nosotros mismos o usarla para servir en amor a los demás. Sino que el argumento de la libertad cristiana, puede ser utilizado como pretexto por aquellos que son esclavos del pecado, para continuar sirviéndose a si mismos mediante el pecado. Pero el que hace las obras de la carne, tal y como se detallan en los versículos 19 al 21, no es un verdadero hijo de Dios, sino que está bajo la ley y bajo su condenación, y por eso la lista de las obras de la carne termina así:
Gálatas 5:21
21 …acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Los hijos de Dios, los libres en Cristo, los que van a heredar el reino, se sirven por amor los unos a los otros, y Pablo nos da dos razones para hacerlo, una positiva y otra negativa. Primero la positiva:
Gálatas 5:14
14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Nuestra libertad se debe expresar en amor, porque el amor es el cumplimiento de la ley. Allí donde hay cumplimiento de la ley, la ley ha perdido toda su capacidad de amenaza. Cuando en los versículos 22 y 23 Pablo nos describe el fruto del espíritu, empezando por el amor, nos recuerda al final que contra tales cosas no hay ley. Cuando uno hace de forma natural aquello que es la esencia de la ley, le da cumplimiento a la ley y no necesita ninguna compulsión externa que le obligue a obrar.
Ahora fijémonos en la razón negativa para servirnos por amor los unos a los otros:
Gálatas 5:15
15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.

Allí donde no hay amor los unos por los otros, las personas se consumen, la iglesia se destruye, la comunión no puede subsistir. Donde la libertad no se expresa en amor servicial, sencillamente no hay iglesia del Señor.
Pero volvamos por un momento al versículo 14, porque la expresión de la libertad cristiana por medio del amor no es algo sencillo, sino nada menos que el cumplimiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La Biblia da por sentado que nos amamos a nosotros mismos, no tenemos que hacer ningún esfuerzo para ello, nos levantamos por la mañana y deseamos ser felices, deseamos lo mejor para nosotros mismos,
Pero Pablo nos está diciendo que en uso de nuestra libertad cristiana, como auténticos hijos de Dios, deberíamos levantarnos por la mañana y servir en amor para que nuestro prójimo fuera tan feliz como nosotros lo deseamos o lo somos. Y si tenemos un buen trabajo deberíamos estar sirviendo en amor a aquellos que nos rodean para que tengan un trabajo al menos tan bueno como el que tenemos para nosotros. Y si eres estudiante y deseas sacar una buena nota, deberías estar deseando y sirviendo a tus compañeros para que puedan sacar la misma buena nota que tú. Y si te gusta ser consolado y acompañado en las aflicciones, deberíamos levantarnos por la mañana buscando que los demás sean consolados y acompañados como a nosotros nos gustaría serlo. Y si tienes el gozo y la felicidad del perdón y la vida eterna en Cristo, deberías levantarte por la mañana deseando que los demás compartan ese gozo que tu tienes, y tengan el mismo perdón y seguridad en Cristo que tu disfrutas.
¿Os imagináis una iglesia en la que todos obrásemos así? ¿Sirviéndonos los unos a los otros en amor, cumpliendo perfectamente, en uso de nuestra libertad cristiana el mandamiento de amarnos los unos a los otros como a nosotros mismos? La iglesia resplandecería con la luz de Cristo, habría un tremendo avivamiento, el gozo de Cristo, la comunión, las conversiones, se multiplicarían.
Pero esto, hermanos, no es del todo así, ¿verdad? No es lo que sale fácilmente. Dentro de nosotros hay todavía una lucha.
Gálatas 5:17
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Parece imposible amar a los demás de la misma forma en que nos amamos a nosotros mismos, es demasiado radical. Pero no es una opción, ya hemos dicho que no existen dos opciones en uso de nuestra libertad, la libertad cristiana solamente se puede usar de esta forma: mediante el servicio de amor los unos por los otros.
¿Cómo? ¿Cómo es posible, dónde está el secreto? Pablo nos dice que el secreto consiste en andar en el Espíritu:
Gálatas 5:16
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

De hecho, la palabra que en nuestra traducción aparece como satisfagáis aparece en todas las demás traducciones, Reina Valera Actualizada, Biblia de las Américas, Versión Moderna, Nueva Versión Internacional, traducida como satisfaréis, además así lo traduce la propia RVR60 la otra única vez que aparece en nuestras Biblias. Es decir, si andamos en el Espíritu no vamos a satisfacer los deseos de la carne, sino al contrario, lo que vamos a hacer es servirnos por amor los unos a los otros.
Así que el mandamiento a amarnos los unos a los otros, no es una nueva carga legalista, sino el resultado natural de andar en el Espíritu. ¿Pero en qué consiste andar en el Espíritu?
Pablo nos menciona al menos otras tres cosas que hace el Espíritu en este pasaje, veámoslas muy rápido a ver si conseguimos ver qué es esto de andar en el Espíritu.
En el versículo 17 hemos leído que el Espíritu desea cosas que son contra la carne. En el versículo 18 leemos que somos guiados por el Espíritu, el Espíritu es el que nos va conduciendo en nuestro camino. En el 22 se nos menciona el fruto del Espíritu, es el Espíritu el que produce fruto dentro de nosotros. Si pensamos un momento en lo que acabamos de leer, inmediatamente se nos hace evidente que el secreto de la vida cristiana consiste en que no estamos solos para hacer uso de nuestra libertad, sino que tenemos al Espíritu Santo de Dios obrando dentro de nosotros. El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal, es la tercera persona de la Trinidad, es el propio Dios actuando en nuestro interior. Andar en el Espíritu es vivir bajo voluntario control de una persona divina que mora en nuestro ser. Dejar que Él nos guíe, que sus deseos sean los nuestros, que produzca fruto en nosotros.
Esto está muy bien, pero ¿cómo? ¿Cómo lo logramos? Con frecuencia oímos llamamientos a andar en el Espíritu: tú lo que necesitas para tener victoria en la vida cristiana es dejar de vivir por tus propias fuerzas y descansar en el Espíritu, andar en el Espíritu. Esto suena muy bien, ¿pero cómo lo hacemos? ¿Cómo le damos al Espíritu el control de nuestra vida?
La respuesta es más sencilla de lo que parece. Le damos al Espíritu el control de nuestra vida, cuando nuestra felicidad está depositada en Dios. Andamos en el Espíritu cuando nuestro corazón descansa en las promesas de Dios. Descansamos en el Espíritu cuando vivimos en la fe del hijo de Dios, el cual nos amó y se entregó a si mismo por nosotros, y ahora está obrando todas las cosas para el bien de los que le aman. Ser guiado o andar por el Espíritu es vivir depositando nuestra fe en las promesas que el Espíritu nos ha hecho en la palabra que él inspiró.
Veamos en la propia epístola a los Gálatas cómo ocurre esto. Tendremos que hacer un esfuerzo de atención. Fijémonos otra vez en un versículo que ya vimos otro domingo:
Gálatas 5:6
6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

La fe genuina produce amor, pero Gálatas 5:22 nos dice que el amor es el fruto del Espíritu. ¿Cómo se unen ambas cosas? Sencillamente comprendiendo que andar en el Espíritu es andar en fe, fe en las promesas que Dios nos ha hecho por medio de su Palabra. Fijémonos ahora en:
Gálatas 5:5
5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;

Fijaos ¿Cómo aguardamos por el Espíritu la esperanza de esa justicia que es nuestra en Cristo? Una vez más, por fe. Cuando tu corazón descansa feliz y confiado en las promesas del Señor, estás andando en el Espíritu. En tercer lugar, vayamos a:
Gálatas 3:23
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

A sensu contrario, sin embargo, después que viniese la fe, dejamos de estar confinados bajo la ley. La fe nos ha liberado de estar bajo la ley, ¿verdad? Pero que dice Gálatas 5:18
Gálatas 5:18
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Así que, ¿cómo somos guiados por el Espíritu para no estar bajo la ley? Por fe, confiando en las promesas del Señor que nos liberan de cualquier sentimiento de culpa, de cualquier angustia, de cualquier miedo a la condenación. Así es como el Espíritu del Señor nos guía a la perfecta libertad que tenemos en Cristo. Pero sigamos, consideremos en cuarto lugar:
Gálatas 3:5
5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

El Espíritu opera su obra maravillosa entre nosotros mediante el oír con fe. Ha sido la fe y solamente la fe la que ha obrado esa maravillosa obra de justificación y santificación en nosotros. Así que la forma de andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne es tener fe en Dios, confiar en sus promesas, gozarnos en ellas. En quinto y último lugar, consideremos:
Gálatas 2:20
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

¿Quién es el que vive dentro de Pablo, y dentro de cada uno de los cristianos? Cristo vive en mí. ¿Pero que dice Gálatas 4:6?
Gálatas 4:6
6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Cuando Pablo dice que Cristo vive en nosotros, se refiere al Espíritu Santo, que es el Espíritu de Dios y el Espíritu de Jesucristo. Él es el que vive en nosotros. Y como se manifiesta según Gálatas 2:20 la nueva vida del Espíritu de Cristo viviendo en nuestro interior, en la fe del Hijo del Dios. Nuestra vida interior en el Espíritu se manifiesta en una vida de fe, fe en aquel que nos amó, fe en aquel que entregó su vida por nosotros.
Así que, hermanos, ¿quieres andar en el Espíritu? Andamos en el Espíritu, cuando vivimos por fe, confiando en las promesas de la palabra de Dios para nosotros, dejando que ellas sean nuestra felicidad y nuestro gozo.
Este es el secreto de la vida cristiana y ahora podemos volver al principio y entenderlo todo, porque aún subsiste una pregunta, la pregunta básica para nosotros que inició todo este proceso de investigación en la palabra. ¿Cómo podemos amar a los demás con un amor servicial? ¿Cómo podemos amarlos como a nosotros mismos? Hemos dicho que necesitamos andar en el Espíritu, y que andar en el Espíritu es vivir por fe, depositando todo nuestro gozo y felicidad en los dones y promesas que el Señor tiene para nosotros. ¿Pero cómo nos ayuda eso a amar a los demás?
Sencillamente, porque cuando transitamos en esta vida con fe en las promesas de Dios, creyéndolas de corazón para nosotros, estamos, como dice Colosenses 2:10 completos en él. Nada nos va a separar del amor de Cristo (Rom 8:39). Dios obra todas las cosas para nuestro bien (Rom 8:28). Dios nos ha dado junto con Cristo todo lo que necesitamos (Rom 8:32). Y si Dios nos da junto con Cristo todo lo que necesitamos, ya no necesitamos nada más. Cuando no damos cuenta por fe de que en Cristo lo tenemos todo. Somos hechos libres, libres de cualquier codicia, egoísmo, envidia, y libres para compartir la abundancia inagotable que Cristo nos ha dado.
Fijaos en la lista de obras de la carne:
Gálatas 5:19-21
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

No vamos en esta mañana a analizarla en detalle, pero fijaos que desde los pecados sexuales que buscan satisfacer el yo a costa de manipular y cosificar al prójimo, pasando por la idolatría y la hechicería, que buscan manipular la esfera de lo sagrado o lo mágico para obtener un beneficio para la carne, y continuando con los pleitos, envidias o borracheras, aquí tenemos todo un catálogo no exhaustivo del comportamiento egoísta del hombre que no tiene al Espíritu. La persona sin Dios es como una aspiradora, sólo succiona continuamente para sí misma y nunca puede quedar satisfecha, y su destino es acabar como el saco de la aspiradora, en el cubo de la basura.
Pero fijaos ahora en el fruto del Espíritu:
Gálatas 5:22-23
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Estas son las características naturales que describen a una persona segura de sí misma, serena, satisfecha: una persona de fe completa en Cristo libre por tanto para compartir con los demás. ¡El cristiano que anda en el Espíritu, que ha depositado su felicidad no en las cosas transitorias de este mundo, sino por fe en las promesas de Dios, no necesita llenar ningún vacío en su interior, está satisfecho, y por tanto es libre para dar, es libre para levantarse por la mañana y pensar en su prójimo!
Por eso, hermanos, el que es libre en Cristo, expresa su libertad cristiana de forma natural en el amor a los demás. Aquel que tiene al Espíritu, de su interior brota, una fuente de agua viva, que da de beber a los demás. Ese es el secreto de la vida cristiana.
Conclusión
En conclusión, hermanos, dice el último versículo de este párrafo del texto:

Gálatas 5:24
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Los deseos del mundo han sido crucificados porque hemos creído, amado y deseado más que nada en el mundo, las promesas del Señor para nosotros.
Ya sé que aún experimentamos conflicto en nuestro interior, pero no habría conflicto sino estuviese allí el Espíritu guiando, deseando la voluntad de Dios, sino que nos habríamos rendido al pecado. El conflicto en este caso no es señal de derrota, sino promesa de victoria.
La carne es un monstruo herido por la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, aún puede dar coletazos, aún puede darnos un mordisco de vez en cuando, pero mientras mantengamos esa espada en la mano y confiemos en ella, el destino de la carne es morir, y el nuestro, producir fruto, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y cumplir así la ley de Dios.
Oremos.
Lectura de despedida:
Permitidme que en esta ocasión, utilice para despediros dos pasajes, no os asustéis, tan sólo tres versículos, el primero de Pablo en 2 de Corintios, y los dos siguientes de Pedro en su primera epístola. Juntos forman, creo, un bello resumen de lo que el Señor nos ha traído esta mañana:

2 Corintios 3:17
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

1 Pedro 1:22-23
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

 
       Que el Señor os bendiga.

Escrito por Iñaki Colera Bernal
 
NUESTRO SEÑOR TE SEGUIRA BENDICIENDO...
 

 

 



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