En la soledad fracasarás
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Luchar por la fe y fijar la vista en el futuro ayudaron al apóstol Pablo a terminar bien la carrera de la vida cristiana. Pablo añade, además, un elemento adicional: «y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida». Él reconocía la importancia de la fraternidad cristiana, la importancia de ser un verdadero amigo de todos los que esperan la venida del Señor. «La corona», dice Pablo, «no solo me será dada a mí, sino también a todos los que esperan su regreso». Inmediatamente después de sus palabras registradas en el versículo 8, comienza a pensar en todos sus compañeros: Le dice a Timoteo: «Procura venir pronto a verme, porque Demás me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio» (2 Tim. 4: 9-11).
El verbo traducido "venir", que Pablo usa en ese pasaje, presenta el matiz de una venida rápida. Es un cuadro de un hombre viejo que se siente solitario en la cárcel, ansioso del compañerismo de sus amigos. Cuando consideramos la vida del apóstol, notamos que siempre hubo un séquito de amigos y colaboradores alrededor de él, con los que mantuvo una profunda amistad y una mutua responsabilidad. Dios nos ha creado de tal manera que le sirvamos de forma concertada y coordinada unos con otros. Nos necesitamos mutuamente. Somos demasiado débiles para ir solos.
Curiosamente, hay muchos que se sienten bien como cristianos solitarios. Desean servir al Señor solos, sin nadie más a su alrededor. No desean a nadie en su vida, porque han sido lastimados, o heridos. La iglesia está llena de miembros, incluso dirigentes, con imperfecciones. No puede ser de otra manera mientras caminemos hacia la Canaán celestial. Por eso, algunas veces las personas manifiestas debilidad e inmadurez. ¿Por qué habríamos de alarmarnos excesivamente por esa realidad inevitable? Tristemente, a veces algunos viven un estilo de vida que traiciona su profesión de fe.
No obstante, a pesar de las ofensas, maltratos, irritaciones y otros daños recibidos, no abandones la comunión fraternal. No termines tu carrera en la soledad, porque saldrás perdiendo. Necesitamos ser abiertos y honestos unos con otros. Necesitamos compañeros! en la fe para alcanzar la victoria al final de la batalla