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PANEL DE REFLEX. CARMEN (SANTAMARGARITA): PRETENCIONES ESPIRITUALES
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De: SANTAMARGARITA  (Mensaje original) Enviado: 18/09/2009 20:07

Algunas veces no entiendo nada. Quiero decir, digo que comprendo por lo menos un poco sobre los caminos de Dios, y entonces, para mi completa sorpresa, El hace algo que simplemente no puedo comprender. Usualmente no es agradable. Déjame darte un poco de historia personal – y en el proceso, recordar a todos mis lectores que soy exactamente igual a cada uno de ustedes. Aquí sí que no hay “pretenciones espirituales,” les aseguro.

Ayer un amigo recibió y acepto una oferta de trabajo. El había buscado – ¡y bastante!- por más de un año. Oramos por esto con frecuencia. Sintió un alivio enorme. La ansiedad, la tensión (económica y personal) había casi destrozado su matrimonio y su auto-estima. Dios lo rescató. Tuve el privilegio de ser parte del rescate introduciendo a la compañía, proveyendo apoyo físico y financiero para que se llevara a cabo la entrevista y con presencia en todo el proceso. Así que cuando Dios conectó los puntos, todos celebramos.

Ese mismo día recibí otra notificación de rechazo de un trabajo que pensé era el escenario perfecto para mis talentos y habilidades. De hecho, era la oportunidad de trabajo que simplemente apareció en mi puerta. Como había dicho mi amigo, “Nada de lo que intento funciona. He enviado más de 300 hojas de vida. Hice todas las llamadas que pude. Pero al final, este trabajo solo apareció.” Así que pienso, “Si, he tenido ese tipo de experiencia también.”

Por los últimos cinco años, he intentado e intentado hacer que las cosas arranquen de nuevo. Francamente, nada de lo que he intentado ha tenido éxito. Lo que nos ha mantenido a flote a mi esposa y a mí simplemente ha aparecido, algunas veces de los lugares menos esperados. Y entonces llega la notificación de rechazo.

Pensé, “¿Qué pasa aquí? ¿Porque es rescatado mi amigo y me dejan a mí en el lado egipcio del Mar Rojo?” ¿Por qué habría Dios de librarlo a Él y dejarme a mi?” Sentía envidia y enojo. Claro que estaba contento que hubiese logrado el trabajo. El estaba extático. Pero no podía imaginar que Dios me dejara de observador y no hiciera nada por mí.

La siguiente mañana ore (o quizás grité), “Señor, estoy tan cansado de esto. Si no querías que tuviera el trabajo, ¿porque no lo dijiste desde el inicio? No quiero vivir mi vida de error en error. Estoy cansado de jugar al gato y ratón contigo. Solo dime lo que quiere que haga, pero deja de arrastrarme en este sube y baja emocional. Solo me hace más y más pesimista. Me haces cuestionar si puedo confiar en Ti”

Tuvimos una gran discusión. Solo de un lado, claro, pues no me cayeron rayos sobre la cabeza. No lo escuche susurrar absolutamente nada, tampoco. Solo deseaba escapar de la dura realidad de otro intento fallido de estabilidad financiera. Evidentemente también estaba furioso conmigo mismo por sentir envidia y enojo. Sorprendente, ¿no es así? Aquí estoy enojado por estar enojado. ¡Como es de torcido el pecado! Pase la mitad del día sumido en frustración, deprimido y desanimado. Ninguna relación con las características de un hombre guiado por el Espíritu o que declara la soberanía de Dios. Aun así, alegué con Dios.

“Señor, se que sabes lo que es lo mejor para mí. No dudo Tu soberanía. Sé que puedes resolver mi situación en un momento si lo deseas. Y lo harías, si fuera lo necesario. No creo que seas malo. Por lo tanto, debe haber una razón por la cual no permites que esto suceda, pero Señor, me desanimo tanto cuando sucede lo mismo una y otra vez. No creo que Tú retengas Tus bendiciones para hacernos la vida difícil – o para ver como reaccionamos. Creo que Tú deseas bendecirnos.

Creo que tú deseas gozo. Pero no puedo ver como esto ayuda. Sé que Tú tienes el único plan bueno, pero Señor, estoy tan cansado de todo esto. No puedo seguir mas así. Por eso, me doy por vencido. Dejo de intentar y empujar. No me lleva a ninguna parte. Solo me deprimo más y más. No tengo la respuesta. Pero aquí estoy, Señor, sentado a la orilla del Mar Rojo, deseando llegar al otro lado. Y no lo puedo hacer sin Ti ¿Escucharas mi corazón? No te acerques a mí viendo mis manos, Señor. No están muy limpias. Ni están lo suficientemente limpias para ver Tu santo templo, eso es seguro. Así que, Señor, ven a mi rescate por Tu carácter, no por mi valor. Que Tu misericordia sea mayor que tu justicia. Permite que Tu compasión sobrecoja Tu Ley. Por favor Señor, enséñame cuanto te importa.”

Algo paso. No, no escuche una voz. No, no floto mana del cielo en mi jardín trasero. Pero súbitamente me acorde del espacio alrededor mío. Estaba junto a la piscina de mi casa, el cielo estaba azul, el día soleado (como sucede con frecuencia en Florida durante el invierno). Tenía mi casa cinco años después de estar seguro de perderla durante el colapso financiero. Había comida en mi mesa. No moría de una terrible enfermedad. Dios es bueno.

Este pensamiento fue seguido de inmediato por otro. “ya sabes que hacer. Guarda mis mandamientos.” Eso es correcto. Dios no promete trabajos cuando creemos necesitarlos. Promete que Su diseño se cumplirá. Mientras eso sucede (todos los días de nuestras vidas) debemos ser siervos fieles y obedientes, no amos. Nosotros no diseñamos los planes. Cumplimos órdenes. Y sabía muy bien que las órdenes están escritas ya en piedra. Hónralo. Actúa con benevolencia hacia otros. Aboga por los desamparados. Cuida mis hermanos y hermanas.



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