Contrariamente a lo que muchos piensan, la gran comisión no está sólo en Mateo 28:19; por supuesto creemos en ir a predicar al mundo, hacer discípulos de Cristo, siendo bautizados, pero esta es una de las tareas. La tarea principal, comienza amando a Dios con todo el ser; al prójimo como a sí mismo, como dice, Marcos 12:30-31. Es vital, a partir de allí, recordar otra de las comisiones de Jesucristo en Juan 20:21. ¿Cuál es? Primero, “como el Padre me envío a mí”; esta misión procede de Dios, el padre pensó y planificó toda la misión, y tuvo un ejecutor el Señor Jesucristo, quien se encarnó y se hizo hombre para ser útil al prójimo, para identificarse en su dolor y hacer la voluntad de Dios. Segundo, “Así yo los envío a ustedes”. El Señor Jesucristo cumplió su misión cabalmente, es nuestro Maestro y supremo ejemplo de la misión cristiana. Él nos envía para amar, para servir, para compartir el plan de salvación. Cristo es la esperanza del mundo. Tenemos el privilegio y la responsabilidad de comunicar el evangelio de Cristo, de ser útil al marginado, de ayudar a la viuda, al huérfano, al que necesita tener paz con Dios. Somos embajadores de Dios para dar paz, para animar, para consolar, para aliviar la carga de los quebrantados... Ahora soñemos un poco, recordemos a la oruga, que se atrevió a salir de su pueblo, sus vecinos como el búho, la tortuga, el tigre... la tildaron de traidora, y de tener sueños ilusos, pero ella quería llegar a la cumbre, y siguió su camino; hasta que un día encontraron su caparazón, y todos se burlaron, allí esta la tonta e ilusa con sus sueños necios; al instante, de este capullo, surgió una hermosa mariposa que voló a la cumbre... Nuestra cumbre es el cielo, y tenemos la esperanza de mirar cara a cara al Señor y adorarle por la eternidad.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. |