SI TIENES UNA PALABRA QUE DEIR: DILA.
Si tienes una palabra que decir: dila,
dila sin falta, con dulzura, con claridad y como si nada dijeras dila como si estuvieras acariciando el alma, de quien espera oír una voz de aliento. dila como Dios la dice al alma solitaria, dila en la tarde moribunda, dila en el murmullo del agua que huye bajo el puente hasta llegar al mar.
Si tienes una palabra de inspiración que decir: dila dila con suavidad, con discreción y sin pretensiones dila con una sonrisa en los labios y otra en el alma, cual canción de ave en la mañana; fresca, jovial, tierna, acariciadora; canción que vibra en la sonriente gota de rocío.
Si tienes una palabra de consolación que decir: dila dila sin demora, suavemente, acariciadoramente, como si tu voz anduviese de puntillas, e impregnada de amor. dila al alma doliente y sensible, dila a voz tan suave que quite la punzante agudeza de la angustia; y refresque la sed cual gotas de rocío, tejidas en serenidad sobre la profunda soledad de la mañana.
Si tienes una palabra de perdón que decir: dila dila sin remembranzas rencorosas y recriminaciones. olvidando todo el pasado, como si por ella toda la inmensa armonía estuviese presente. dila con voz tan precisa que quien te hirió sepa indudablemente, que en tu voz, le habla la voz de un amigo.
Si tienes una palabra justa y verdadera que decir: dila dila abiertamente y con vehemencia, entregándote enteramente en ella, sin importar el costo o los sacrificios. dila en la limpidez meridiana de las cosas que no se pueden callar, dila con esmero, con tal acento, que jamás salga de tu boca, como de enemigo a enemigo, y cual lanza ferina y mortal, que hiere, derrumba y destruye. dila como si fuera misericordiosa medicina, transfundida con desvelo de tu corazón al alma de tu hermano, a quien deseas ardientemente rescatar del error, y hacerlo sacerdote de la verdad eterna.
Si tienes una palabra de amor que decir: dila dila como si fuera tu mejor ofrenda a Dios, tu mejor creación de vida, con el sublime canto de tu pecho, y la inspiración de tu ser; Como si tuvieras el alma en tus labios, que pudieras perpetuar en ella, y verte, en poesía envolvente; en el dolor de tus hondos y nobles ensueños. dila con sentimiento tan hondo, que quien escucha, oiga en tu voz el eco de aquel amor sin fin, que incomprendido, se convirtió en flor sacrificial, sobre los brazos atroces y crueles de una cruz.
Si tienes, pues, una palabra que decir: dila pero dila siempre con tal nobleza, como si por tus labios, Dios mismo hablara.
Autor desconocido
" Porque para mi, el vivir es Cristo; y el morir ganancia." Filipenses. 1: 21
con cariño
Gladys Nancy.
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