Dios Niño dormía seguro en brazos de MaríaSalí por los caminos del mundo buscando un ser que me quisiera mucho, que me quisiera más que nadie.
Lo encontré en una cueva: Era un Niño pequeño, eras Tú, mi Señor. Tú eres mi amor largamente soñado, mi amor eterno, mi grande y único amor.
Dejé a la puerta del portal todas mis cosas, dejé mis riquezas, dejé mis otros amores. Me pasé sin nada y entré en la cueva. Lo tomé en los brazos, lo único que quiero tener:mi Dios y mi todo.
Tú me has amado, Niño Dios, como nadie. Tú has apostado por mí todo. Tú mismo te has ofrecido. Hoy he comprendido cuánto me quieres.
Yo, que tantas veces he dudado, ya no dudo. Yo, que tantas veces te he traicionado, ya no más.
Yo, que mil veces me siento infeliz, turbado, angustiado... nunca más. Tú eres mi respuesta. Tú eres la luz que ilumina mi senda. Tú eres desde hoy la alegría de mi corazón.
Tú siempre estarás conmigo. Yo también quiero. Tú me pides que sea santo. Te lo prometo. Tú me quieres un apóstol, un hombre del Reino,
Aquí estoy. La vida que repartí entre tantas criaturas, hoy es toda tuya. Ya no lloro, ya no temo al futuro. Tú eres mi espléndido futuro.
Desde que bajaste a la tierra, hiciste de la vida una aventura apasionante. Y voy a hacer de mi vida una aventura apasionante.
Al decirte que te quiero como a nadie, te digo que quiero con la misma fuerza tus amores. Quiero a tu Padre, porque Tú me lo has dado. Quiero a tu Madre, que ya no es solo tuya, es mía también.
Quiero a las almas, porque son tuyas y son mías,Porque diste por ellas un precio muy alto. Si obras son amores, muy grande debe ser tu amor por ellas. Hoy entro en tu cueva.
Quiero arrodillarme junto a ti, a reparar lo que ha sido mi vida: tu pesebre, tus pajas hieren la carne muelle de mi sensualidad.
Tu amor ame golpea. Tu amor me pone de rodillas. ¡Gracias, Amor! ¡Gracias, Jesús! |