DEL DAR Y EL RECIBIR
Hay quienes dan un poco de lo mucho que tienen, pero lo dan buscando el reconocimiento y su deseo oculto daña sus regalos.
Todo lo que tenéis será entregado algún día.
Dad, pues, ahora que estáis en la estación de dar, que es vuestro y no de vuestros herederos.
Decís a menudo:
Daría, pero solo a quien lo mereciera.
Los árboles en vuestro huerto no hablan de ese modo, ni los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir, ya que guardar es perecer.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, los que os creéis dadores, no sois más que testigos.
Y vosotros, los que recibís, _ todos vosotros_ no asumáis el peso de la gratitud, si no queréis colocar un yugo sobre vosotros y sobre quien os da.
Por el contrario, elevaos con el dador en su ofrenda como en unas alas.
Porque exagerar vuestra deuda es no comprender su generosidad, que tiene al libre corazón de la tierra como su madre y a Dios como su padre.
Khalil Gibrán