La sencillez de la fe
Le dijoque abriera su Biblia al capítulo 53 de Isaías, y leyera los versículos 4 y 5, y donde dice nuestro y nosotros, lo cambiara en mí y yo. Así lo hizo y leyó:
“Ciertamente llevó Él mis enfermedades, sufrió mis dolores; y yo le tuve por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas, él, herido fue por mis rebeliones, molido por mis pecados. El castigo de mi paz fue sobre él y por su llaga…”. Y aquí la niña se detuvo de repente, y sus ojos se llenaron de lágrimas .
El evangelista le dijo: “Siga leyendo” y la niña continuó, “fui yo curada”. “Es así tan sencillo como eso”, dijo el evangelista y la niña se fue creyendo.
Entra tú, lector, en la posesión de esta salvación, es para tí también.
Tomado de Fuego de Pentecostés N. 10
Un evangelista inglés estaba hospedado una vez en casa de unos amigos. Una noche cuando estaba preparando un sermón, una niña le dijo: “Señor Moorhouse, yo quiero ser una cristiana”. “Bien hijita, dijo, usted puede, porque es muy fácil”.
Le dijo que abriera su Biblia al capítulo 53 de Isaías, y leyera los versículos 4 y 5, y donde dice nuestro y nosotros, lo cambiara en mí y yo. Así lo hizo y leyó:
“Ciertamente llevó Él mis enfermedades, sufrió mis dolores; y yo le tuve por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas, él, herido fue por mis rebeliones, molido por mis pecados. El castigo de mi paz fue sobre él y por su llaga…”. Y aquí la niña se detuvo de repente, y sus ojos se llenaron de lágrimas .
El evangelista le dijo: “Siga leyendo” y la niña continuó, “fui yo curada”. “Es así tan sencillo como eso”, dijo el evangelista y la niña se fue creyendo.
Entra tú, lector, en la posesión de esta salvación, es para tí también.