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PANEL-SANANDO LAS HERIDAS-POR MIGDALIA: AYUDENME, SIENTO MIEDO
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Ayúdenme, Siento Miedo
Estamos atravesando por una época en la que muchos viven con temor. Sin embargo, la Biblia nos enseña que Dios está en control de todo.
Como creyentes no podemos permitir que el miedo controle nuestras vidas. Aprenda a vivir por fe y no por temor.
El mensaje que dice "no temas porque Yo, tu Dios, estoy contigo" es expresado en muchas maneras a través de la Biblia. Dios no quiere que temamos porque el temor nos impide recibir y hacer todas las cosas que Él ha planificado para nosotros. Él nos ama, quiere bendecirnos y ha provisto maneras para que no sintamos temor.
Podemos ver en el siguiente pasaje bíblico que nosotros los que creemos en Jesucristo no debemos de temerle a las cosas que los inconversos--la gente "del mundo"--le temen. Dios no quiere que le temamos a estas cosas.
Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: "No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a Él santificad; sea Él vuestro temor, y Él sea vuestro miedo", (Is. 8:12).
Isaías 8:11-13
Todos hemos experimentado con la toma de un paso de fe y solamente de pensar en eso, sentimos que el miedo empieza a surgir. Tenemos que entender que la fuente del miedo es Satanás.
1 Juan 4:18 dice: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor."
Satanás envía el miedo para tratar de atormentarnos, hacernos dudar y sentirnos miserables--hasta el punto de frenar la obra que el Señor quiere que hagamos y dejar de recibir todo lo que Dios tiene para nosotros.
Romanos 10:17 nos dice: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios". Necesitamos aprender y confesar en voz alta versículos como los que mencionamos previamente. Debemos beber la Palabra como se bebe un vaso de agua cuando tenemos sed. Cuando abrimos nuestra boca y confesamos lo que el Señor dice acerca de nosotros, la Palabra de Dios nos dará poder para vencer el temor que nos atormenta y nos paraliza.
Hay poder en la oración y la confesión de la Palabra de Dios, la cual es Su voluntad revelada. Estoy convencida que una de las cosas que debemos hacer mientras oramos es confesar la Palabra de Dios. Cuando el miedo o la duda nos hacen evitar la confrontación de algún asunto en nuestra vida, lo que debemos hacer es orar y pedirle a Dios que haga por nosotros lo que Él ha prometido en Su Palabra--ir delante de nosotros y pavimentar el camino. En Santiago 4:2 nos enseña que no tenemos porque no pedimos. Jesús nos dice que pidamos y llamemos en Mateo 7:7.
Por ejemplo, cuando tenemos que enfrentarnos a una entrevista de trabajo, en vez de atemorizarnos pensando que vamos a dar una mala impresión, le debemos pedir al Señor que esté con nosotros y que prepare el camino para que nos podamos presentar de la mejor manera posible. Entonces podemos confiar que no importa lo que pase, va a ser para nuestro bien de acuerdo con la perfecta voluntad de Dios para nuestra vida.
¡Hágalo con miedo!
"Pero Jehová había dicho [en Harán] a Abram: Vete [para beneficiarte] de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré", Génesis 12:1.
¿Cómo se sentiría si Dios le hubiese dicho que dejara su casa, su parentela y todas sus comodidades para que saliera hacia un lugar incierto? ¿Tendría temor?
Ese es precisamente el reto que Abram confrontaba en este pasaje bíblico y le dio temor. Por eso el Señor le decía constantemente, "no temas". Ese es el mismo mensaje que Él le dio a Josué cuando lo llamó para que dirigiera al pueblo de Israel a ocupar la tierra prometida la cual le iba a dar como herencia, esto lo encuentra en Josué 1:6,7,9. Aquel que va hacer algo para Dios va a oír al Señor decir repetidamente: No temas.
Elisabeth Elliot, cuyo esposo fue asesinado junto con otros cuatro misioneros en Ecuador, dice que su vida estaba controlada por el temor. Cada vez que empezaba a dar un paso de fe, el temor la detenía. Una amiga le dijo algo que la libró del temor. Ella le dijo: "¿Por qué no lo haces con miedo?" Al poco tiempo Elisabeth fue a evangelizar a las tribus indígenas, incluyendo el pueblo que asesinó a su esposo.
En muchas ocasiones pensamos que debemos esperar para hacer algo hasta que no tengamos temor. Si hacemos eso, posiblemente sean pocas las cosas que lograremos para Dios, para los demás o para nosotros mismos. Tanto Abram como Josué tuvieron que dar un paso de fe -- con miedo -- y obedecer a Dios para hacer lo que Él les había ordenado.
Lo que percibí que Dios me estaba diciendo es que la frase No temas, simplemente significa, No corras. La solución al temor es igualmente sencilla. Cuando enfrentamos el temor, en vez de postrar nuestras rodillas ante él, deberíamos enfrentarnos firmemente en su contra y hacer lo que tememos.
Eso es precisamente lo que Dios dice que hagamos en Su Palabra. Aún cuando nuestras rodillas están temblando, nuestra boca está seca y sintamos que vamos a caer, tenemos que seguir diciendo: "Señor fortaléceme. Esto es lo que me dijiste que hiciera, y con tu ayuda lo voy a hacer, porque es tu voluntad para mí. Quiero que mi vida sea dirigida por tu Palabra y no por el temor".
Enfrente el temor con la Palabra de Dios
El temor no es algo que podemos hacer desaparecer como un acto de magia. El temor debe ser enfrentado y tratado con y de acuerdo a la Palabra de Dios.
Hay ocasiones en que la gente es liberada maravillosamente del temor a través de la oración. No hay duda sobre eso porque servimos a un Dios de milagros. He orado por personas que desean ser liberadas del temor, y luego regresan para decirme: "Después que usted oró por mí no he tenido más problemas con el miedo". Pero la mayoría de las veces el temor se enfrenta y conquista cuando meditamos, confesamos la Palabra y lo resistimos con el poder del Espíritu.
En mi propio caso, tenía grandes problemas como resultado del abuso que sufrí de niña. Había muchas cosas en mi vida de las cuales necesitaba liberación. Pero, a excepción de una, Dios me liberó de los problemas a través de la aplicación de la Palabra. He aprendido que Dios no siempre nos libera "de" cosas sino que nos hace "atravesar" esas cosas.
La Biblia no nos dice que "no temblemos" o que "no sudemos" o que "no nos agitemos" sino que nos pide que "no temamos".
En inglés, la palabra temor es fear y se dice que las letras de la palabra F*E*A*R son siglas para "Falsa Evidencia que Aparenta ser Real". ¡Chistoso pero muy cierto! Jesús dijo que el diablo es un mentiroso y el padre de toda mentira. La verdad no está en él. El diablo usa la falsedad para engañar al Pueblo de Dios con temor para que no seamos lo suficientemente audaces como para obedecer a Dios y cosechar las bendiciones que tiene para nosotros.
A través de la Palabra encontramos a Dios diciéndole a Su Pueblo una y otra vez: "No teman". Creo que la razón por la que Dios los animaba frecuentemente era para que no permitieran que Satanás les robara la bendición. De la misma forma, Él entiende que somos temerosos, y por eso continúa exhortándonos y animándonos a que sigamos hacia delante haciendo lo que nos pidió que lleváramos a cabo. ¿Por qué? Porque Él conoce las grandes bendiciones que nos esperan en el otro lado.
Como observamos anteriormente, en Génesis 12:1, Dios le dio a Abram una orden. Le dijo algo parecido a esto: "Prepara tu equipaje, dile adiós a todas las personas que conoces y a todo lo que te hace sentir cómodo y ve al lugar que te mostraré". Si Abram hubiera doblado sus rodillas al temor, el resto de la historia nunca se hubiese convertido en pasado. Él nunca hubiese experimentado a Dios como su escudo y gran galardón. Abram nunca hubiera recibido su gran recompensa.
Hay poder en la Palabra de Dios para equiparnos a no rendirnos ante él o frente a los deseos del diablo. Nosotros podemos hacer lo que Dios quiere que hagamos, aún cuando lo tengamos que hacer con temor.
¡Ore por todo y téngale temor a nada!
Algún tiempo atrás el Señor me dijo estas palabras: "Ora por todo y no le temas a nada". Él continuó enseñándome diferentes cosas acerca de cómo orar contra el temor. Muchas de esas cosas tienen que ver con esas pequeñas áreas de la vida en las cuales el temor trata de entrar y causar problemas. Él me mostró que en cada caso, no importa cuán grande, importante, pequeño o insignificante que sea, la solución es orar.
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo", Isaías 41:10,13. En este pasaje el Señor le dice a Su pueblo que no miren a su alrededor con terror, ni desmayen, porque Él es su Dios.
Dios ha prometido fortalecernos, endurecernos en contra de las dificultades, sostenernos y mantenernos firmes con Su victoriosa mano derecha. También Él nos ordena a no tener miedo. Pero recuerden, Él no nos pide que nunca sintamos temor, pero sí nos pide que nunca le demos el control de nuestra vida al temor.
El Señor nos está diciendo: "No temas, Yo te ayudaré". Pero nunca experimentamos la ayuda de Dios hasta que lo arriesgamos todo, hasta que le somos lo suficientemente obedientes como para pararnos con fe.
Dios nos dice hoy, "No dejes que el temor controle tu vida. Comienza a hacer lo que te digo que hagas, porque lo que te digo es para tu beneficio. Yo conozco las bendiciones que están en el otro lado, y también el diablo las conoce. Es por eso que él viene en contra de ti con temor y por eso te lo digo, no temas".
"Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti", Isaías 43:1,2. Aquí el Señor nos dice: "No temas cuando pasamos por pruebas de diferentes clases". Eso quiere decir que nosotros experimentaremos victoria en nuestras vidas, pero sólo cuando atravesamos por pruebas. Si es así entonces nunca debemos huir de ellas.
El Señor nos ha prometido estar con nosotros y mantenernos seguros cuando pasemos por las aguas, las cuales no nos anegarán, y por el fuego, el cual no nos quemará. ¿Recuerda la historia de los tres jóvenes hebreos llamados Sadrac, Mesac y Abed-nego? Ellos fueron tirados en un horno ardiente, pero salieron sin quemaduras, y sin tan siquiera con olor a humo (Daniel 3:1-30).
Hay temores grandes -- como ser lanzados a una prueba similar al horno ardiente -- y hay también temores pequeños -- ¡cómo temer a lo que vemos en la televisión! Nosotros podemos temer por algo grande como el cáncer, un ataque al corazón o la muerte de un ser querido, o podemos temer algo pequeño como que llueva el día de nuestra boda o que no encontremos estacionamiento.
Pero no importa cual sea su magnitud o su razón, el temor es el mismo y debemos lidiar con él de la misma manera. Como podemos ver, el temor tiene que ser confrontado a través de la Palabra de Dios. Y cuando oramos, debemos de creer. Él temor es un enemigo y debemos tratarlo como tal.
Fe: El antídoto para el temor
Si usted o yo bebemos algún tipo de veneno, tendremos que tomar el antídoto o el veneno causará daños severos o peor aún la muerte. Lo mismo es cierto acerca de la toxina letal del temor. Tiene que haber un antídoto para el temor, y el único antídoto es la fe.
Cuando el temor viene tocando a la puerta, debemos contrarrestarlo con fe, porque nada es más efectivo en contra del temor. Y la oración es el vehículo que lleva la fe. La fe debe ser llevada al problema y liberada de cierta manera. Es posible orar sin fe (lo hacemos todo el tiempo), pero es imposible tener una fe real y no orar.
Santiago nos dice que cuando nos encontramos en necesidad de algo, debemos orar con sencillez y creyendo en la oración. Esas dos palabras son muy importantes. La forma de hacer eso es sencillamente orando y teniendo fe, creyendo que recibiremos lo que le hemos pedido a Dios, de acuerdo a Su divina voluntad y plan. Así que la clave para vencer el temor es orar con sencillez, con fe y continuamente.
En Efesios 6:10-17 el apóstol Pablo habla de la armadura de Dios y cómo debemos usarla. El arma de la Palabra se usa para entablar guerra espiritual. Luego de que cada parte de la armadura ha sido listada, en el verso 18, Pablo resume su mensaje al decir, "ora en todo tiempo".
¿Cuán frecuente de-bemos orar? Todo el tiempo. ¿Cómo debemos orar? En el espíritu, con toda clase de oración. ¿Qué quiere decir orar "en todo tiempo"? ¿Quiere decir eso que cuando estemos de compras y Dios nos pida que oremos, que debemos ponernos de rodillas en medio de las góndolas del supermercado?
Yo me arrodillo frecuentemente al lado de mi cama para orar. Hay otros momentos cuando siento que Dios me dirige a caer postrada al suelo, y con mi cara en el piso, me pongo a orar y a disfrutar de Su presencia. Tenemos que tener cuidado de no confundir la postura con la oración. También podemos orar silencio samente en el supermercado según vamos caminando por las góndolas.
En diferentes estaciones de la vida podemos orar de diferentes maneras. Por ejemplo, una madre con tres o cuatro niños pequeños tendrá que organizar su vida de oración de forma diferente a una abuela cuya familia es ya toda adulta y está fuera de la casa. Si nos convertimos en "religiosos" acerca de la oración, pensando que debemos orar de una forma u otra porque de esa forma es la correcta, traeremos condenación a nosotros mismos. Lo importante acerca de la oración no es la postura o el tiempo o el lugar. Lo importante es orar con fe todo el tiempo, sin cesar.
1 Tesalonicenses 5:17 nos dice: "Orad sin cesar". Solía leer esas palabras y pensar: ¿Señor, como puedo llegar a ese nivel espiritual de poder orar sin cesar? Para mí la frase "sin cesar" significaba sin detenerse, sin nunca rendirse. Yo no podía ver como esto era posible.
Ahora tengo un mejor entendimiento acerca de lo que Pablo decía. Él quería decir que la oración debe ser como la respiración, algo que hacemos continuamente, pero de forma inconsciente, sin estar alerta de lo que hacemos. Usted y yo vivimos porque respiramos. Nuestros cuerpos físicos lo requieren. De la misma manera nuestros cuerpos espirituales están diseñados para ser nutridos y sostenidos por la oración.
El problema es que se nos ha enseñado un principio religioso el cual nos ha dado la idea errónea de que si no tenemos una hora establecida para la oración no estamos llegando a la meta. Nos hemos vuelto demasiado orientados al reloj con respecto a la oración.
El Señor me dio este ejemplo para ilustrar cómo debemos orar: Así como respiramos todo el día, pero nunca pasamos tiempo contando las respiraciones, así debemos orar todo el día sin llevar cuenta de lo que oramos. Esa es la forma que debemos ser con la oración. No sé cuantas veces oro al día porque oro todo el día. Mis oraciones pueden ser una simple frase, o una alabanza. Puede ser un pensamiento o una intercesión. Comienzo a orar cuando me levanto en la mañana y sigo orando hasta que me acuesto en la noche.
Conclusión
El temor no es de Dios. El temor es de Satanás. La única actitud y confesión aceptable que un cristiano puede tener hacia el temor es: "¡No es de Dios, y no voy a dejar que controle mi vida! Voy a confrontar el temor pues es un espíritu que fue enviado del infierno para atormentarme".
Muchas veces digo que el temor es el espíritu que Satanás usa para evitar que el Pueblo de Dios se someta al liderazgo del verdadero Maestro--Jesucristo. Creo que Dios obra con gentileza en nosotros para sacarnos de la esclavitud y liberarnos.
La Biblia está llena de instrucciones que dicen "no temas". Como mencioné antes, ciertos eventos en mi vida me han dirigido a entender que "no temas" significa "no corras".
Lo animo a que siga adelante, y si lo necesita "hágalo con miedo". No le huya al temor;al contrario dele frente con oración y fe. No tema a lo que vea en las noticias: Dios tiene el control de todo. Recuerde, Dios quiere liberarnos de todo nuestro temor.
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