Transformado por su gloria
No esta¡ lejano el día cuando vera¡s a Jesucristo cara a cara y sera¡ transformado por su gloria. Sin embargo, la Biblia te dice: «Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor» (2 Corintios 3.18). Esto quiere decir que incluso en esta vida somos transformados al ver su gloria. A diferencia de los profetas o de los santos del Antiguo Testamento, tu puedes ver la gloria de Dios «a cara descubierta»,
con más claridad de lo que pudieron haberlo hecho las personas en el pasado.
Moises vio la gloria de Dios pero solo parcialmente. El pueblo de Israel vio la gloria de Dios como un resplandor en la distancia. Moises tenía que usar un velo sobre el rostro para que las personas no vieran la gloria de Dios directamente
y recibieran dao. Pero ahora la gloria de Dios se ha revelado con claridad
en el rostro de Jesucristo. Juan expresa: «(y vimos su gloria, gloria como del unigenito del Padre), lleno de gracia y de verdad» (Juan 1.14). Pablo dice más adelante que tu tienes «iluminación del conocimiento de la gloria de Dios
en la faz de Jesucristo (2 Corintios 4.6).
Todos los atributos de Dios se nos revelan en el Antiguo Testamento, pero se revelan con mayor claridad en la persona viva de Jesucristo. La gloria la revelación del verdadero caracter de Dios brilla de manera más maravillosa en Cristo que en cualquier otro lugar.
Asi que estas aqui con el velo quitado, mirando directamente la gloria de Dios
y todos sus atributos revelados en Cristo. Esa visión, ese conocimiento,
te está¡ transformando a su imagen, de un nivel de gloria al proximo,
mientras el Espíritu Santo obra en tu vida.
Este pasaje biblico no est habndote de una glorificación futura sino de la santificación presente. Si contemplas la gloria de Dios revelada en el rostro de Jesucristo como se presenta en el Nuevo Testamento, ella te transformará. Es el Espíritu el que efecta esa transformación cuando Jesucristo se convierte en la visión que te consume y eres cada vez semejante
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