"“Simón, hijo de Jonás ¿me amas? San Juan 21:7"
Una de las carencias mas grandes que enfrenta nuestro mundo de hoy, es la falta de amor. Cuando Dios habla de amor nos habla de su esencia, I Juan 4:8 nos dice que: “Dios es amor”. Si no podemos definir a Dios no podemos definir el amor, porque es parte de Dios. No nos asombre entonces que en un mundo que vive lejos de Dios, el amor esté escaseando.
Muchísima gente que muere de hambre, los ancianos postergados y maltratados por causa de la ambición de otros hombres. Si embargo existen ejemplos de amor, actos heroicos productos de ese amor. Lo cierto es que la vida del ser humano sin amor, es una vida desgraciada. Esta es la realidad de una persona que está sola en el mundo.
Cuando alguien le visita la persona que está sola, siente algo muy especial, mucho más feliz que si le hubiesen regalado algo muy importante, aunque para esa persona el regalo de la visita por amor es lo más valioso. Un niño que se cría sin amor lleva las marcas durante toda su vida, posiblemente cuando se case, no sepa expresar amor a los demás, tendrá problemas con su esposa o esposo y será un gran problema para sus hijos, porque no sabrá darles el amor que no ha recibido. El amor actúa como motor impulsor hacia la acción, en pos de cubrir la necesidad, en pro de conseguir la paz entre dos que se quieren pero están enojados.
Es el aceite que lubrica las fricciones en los conflictos. Pero también el amor es quien nos lleva a encontrarnos con Dios y vivir vidas que demuestran Su Presencia. Jesús nos dio el ejemplo mas grande de entrega por amor, dejó la Gloria Celestial para salvarnos, se humilló a lo máximo y fue a la cruz cargando con todas nuestras culpas. Por amor vino a cumplir el plan Salvador de parte de Dios. Dice I Juan 4:19 “Nosotros le amamos a El, porque El nos amó primero”. Su acción salvífica nos da el ejemplo. En S. Lucas 19:10, “El Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido”.
De esta manera Jesús le está enseñando a Pedro la gran lección: “Pedro si en realidad me amas, apacienta mis ovejas”. El amor se demuestra en los hechos y no tan solamente recitándolo. El amor hace que nos ocupemos de los demás, del que está mal, del que está enfermo, del que sufre.
¡Señor, ayúdame a mirar y apacentar a las ovejas!