Los ingenieros contratados para construir un puente de suspensión sobre el río Niágara enfrentaron un serio problema: cómo llevar el primer cable de un lado del río hasta el otro. El río era demasiado ancho como para tirar un cable al otro lado y excesivamente rápido para ser cruzado en bote.
¡Al final un ingeniero trajo una solución! Con un viento calmado y favorable, se alzó un papalote y se le dejó ir río arriba y aterrizar en el lado opuesto. Atado al papalote había un cordel muy liviano, ensartado a la punta de modo que ambos extremos del hilo estaban en las manos del que volaba el papalote. Una vez que este estuvo en las manos de los ingenieros del otro lado, ellos quitaron el papalote del cordel e hicieron una polea. Una soga fina estaba atada a una de las puntas del cordel original del papalote y fue tirada del otro lado del río. Al final de ella, había una pieza de soga que también fue tirada al otro lado y así continuó hasta que un cable lo suficiente fuerte como para aguantar el cable de hierro que sostendría el puente, pudo ser arrastrado a través de las aguas.
¡Deja que tu fe se remonte como un papalote! Déjaselo a Dios, creyendo que él podrá y te ayudará. Cuando vinculas tu fe desatada con paciencia y persistencia, tendrás lo necesario para enfrentar potencialmente cualquier problema.
Santiago 1:3-4 (La Biblia al Día)
¡Porque la paciencia crece mejor cuando el camino es escabroso! ¡Déjenla crecer! ¡No huyan de los problemas!...
Tomado de: El libro devocionario de Dios para jóvenes.