“Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a Él servirás”.
Cuando resistía la tentación en el desierto, Jesús le citó una verdad muy
importante a Satanás: La adoración, el servicio y la lealtad vinculada son el mismo concepto. Adoramos al Señor al esperar solamente en Él para nuestro desenlace final y para nuestras instrucciones diarias.
La adoración es una indicación de lealtad que le hacemos a nuestro Dios. Las dificultades y las tristezas de esta vida intentarán “doblegar nuestras rodillas,” para hacer que reconozcamos la derrota. Sin embargo, cuando voluntariamente doblamos nuestras rodillas al Señor en adoración y entrega a Su señorío, podemos vencer precisamente las circunstancias que buscaban abrumarnos.
En Mateo 21:16. Cuando los líderes religiosos se indignaron por la alabanza que la multitud prodigaba a Jesús, Él les dijo que aún los pequeños instintivamente saben adorar.
Dios nos diseñó para la relación especial que quería que tuviéramos con Él, así que creó en nosotros un deseo innato de adorarlo. Al crecer, la mayoría de las personas se vuelve demasiado sofisticadas como para adorar al Señor, o se inclina ante dioses falsos. Cuando las per-sonas rehúsan celebrar al Señor, pierden por completo uno de los propósitos más básicos para la humanidad.
Por consiguiente, Jesús explica que Dios usa a los pequeños con su inocencia para rectificar y ajustar la adoración entre las personas.
De hecho, toda la creación está tan inclinada a adorar a su Creador que si las personas no ejercitan su privilegio como los únicos seres en la tierra que pueden desatar sus lenguas en alabanza, aún los objetos inanimados como las rocas encontrarán la forma de clamar en adoración.
La habilidad de los humanos con el habla y con un idioma, todas las formas intrincadas y creativas con las que podríamos verbalmente dar gracias al Señor, excede con mucho la de cualquier otra cosa creada.
Qué triste debe ser para el Señor cuando las personas eligen ser tan inarticuladas como las ovejas, tan calladas como las piedras.
Aun cuando algunas actividades y prácticas religiosas puedan parecer espirituales, la esencia de la adoración es la obediencia (el poner mucha atención, el escuchar con cuidado) a lo que Dios ha dicho, no sólo imponiendo en nosotros mismos (o en otros) reglas o doctrinas hechas por el hombre. Quiere que tengamos oídos que oigan lo que Dios nos está diciendo, no sólo una apertura general a toda clase de aportaciones espirituales.
Si eres como la mayoría de nosotros, tu idea acerca de la adoración era bastante diferente a lo que la Biblia dice de ésta.
¿Alguna vez te preguntaste por qué Dios quería que lo adoráramos? ¿De qué formas es la adoración en realidad para beneficio nuestro? ¿Cómo motivarías a un amigo a participar en la adoración al Señor?
Puesto que a quien adoramos es a Dios, sólo tiene sentido que lo adoremos en la forma que Él quiere ser adorado. ¿Cómo adoramos a Dios? ¿Cómo se ve? ¿Por qué crees que la gente quiere tomar sus propias decisiones en cuanto a cómo adorarlo?
Por eso, hoy quiero adorarlo y Servirlo.
Señor, Gracias por darme la oportunidad de adorarte y servirte. Todo esto es un gran privilegio. Amén.