Batalla
"“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6:23 "
La paga del pecado es muerte”, es el legado de la ley de Dios. Según el libro del profeta Ezequiel 18:4 habla de la autoridad del eterno Dios, sobre la pertenencia de las almas de los hombres, y que nadie puede hacer lo que quiere cuando dice...“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare esa morirá”.
Dios no hace diferencia de personas por ninguna razón. El que peca tiene la reprobación y el castigo de Dios. así cuando los hijos de Aarón pecaron contra Dios desobedeciendo, y trajeron fuego extraño en el tabernáculo, tuvieron que morir. En el Nuevo Testamento, cuando Pablo habla acerca de la Cena del Señor y el peligro de participar indignamente dice: por lo cual hay muchos enfermos y otros duermen. A Dios no lo podemos engañar, el dice: “todo lo que el hombre sembrare eso también segará”, “alcanzarán al impío sus propias iniquidades”. No todas las enfermedades son pruebas, muchas veces estas vienen por causa del pecado.
Y cuando dice que otros duermen, se refiere que han muerto, para ser salvos como por fuego. Pecado significa errar al blanco, hemos sido creados para dar gloria al nombre de Dios en nuestros actos, en nuestra manera de ser, en toda nuestra vida y al no hacerlo estamos arruinando el propósito de Dios para nuestras vidas. Por eso no tenemos fortaleza en nuestras vidas. Por eso no tenemos poder para vencer las tentaciones. Por eso muchas veces el diablo, hace lo que quiere con nosotros. Esto explica porque hay tantos cristianos amargados. ¿Por qué l ansiedad por las cosas de la tierra?. ¿Porqué los fracasos que llevan a depresiones profundas?. ¿Por qué tantos viven en derrota?. ¿Por qué tantos experimentan una soledad en angustia, cuando la presencia del Señor debería llenarles de gozo, aún en medio de las pruebas?. Es que la batalla de los reinos está presente en nosotros, somos el campo de batalla y depende a quien obedecemos, es quien tiene la victoria en nosotros. Nunca debemos perder de vista que el regalo de Dios ha sido la vida eterna, para recordar a quien nos debemos y seguirle con todo el corazón.
¡Señor ayúdame para poner mis ojos en ti y obedecerte cada día!