¿Hay algo que justifique la infidelidad en el matrimonio?
El matrimonio para Dios es sagrado y ha establecido normas estrictas para sus hijos en lo referente al matrimonio.
Definitivamente ¡no!
Pueden existir circunstancias que provoquen o conduzcan una infidelidad en el matrimonio pero no existe nada que justifique la misma. Una infidelidad lo único que trae son problemas, para la pareja y para sus hijos.
Razones, circunstancias y argumentos para justificar una infidelidad sobran, y seguramente en gran parte de los casos no sea un acto premeditado de las personas que se ven involucradas en una situación de éstas, pero tanto las leyes seculares como los mandamientos de Dios nos mandan a ser fieles en las buenas y en las malas y amar hasta que la muerte nos separe.
Aparte de las infidelidades causadas por trastornos emocionales o adicciones sexuales, en su gran mayoría ocurren cuando el cónyuge que comete la infidelidad, se justifica sobre el argumento de la falta de atención, valorización, interés, mala comunicación con su pareja e incluso la infidelidad del cónyuge. Si a esto le sumamos el entorno que nos rodea lleno de tentaciones, mensajes subliminales y directos de los medios publicitarios y del cine, nos encontramos con las seducciones sexuales a la orden del día.
Mateo 5:27-30 nos dice: “Habéis oído que se dijo: "NO COMETERAS ADULTERIO." Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno.”
El matrimonio para Dios es sagrado y ha establecido normas estrictas para sus hijos en lo referente al matrimonio y la moralidad sexual. Dios aprueba y bendice únicamente la intimidad sexual dentro del matrimonio.
El capítulo 13 del libro de Hebreos nos habla de los deberes cristianos y en el versículos 4 nos habla específicamente del matrimonio y el adulterio: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”
Dios nos ha dado un espíritu de amor, poder y dominio propio para poder tener una actitud positiva y dar un buen fruto respecto a los deseos de la carne y satisfacciones inmorales.
Así que el rendimiento en fe de nuestros deseos a la voluntad de Cristo en lo que respecta a conservar nuestra pureza, nos ayudará a fortalecer nuestro dominio propio por medio del Espíritu Santo.
Cuando ya ha habido infidelidad dentro del matrimonio,, es importante tomar acción y buscar la restauración del matrimonio, busquen ayuda de un consejero espiritual. Por supuesto que no será fácil pero por medio primeramente de una buena y honesta comunicación y sobre todo sobre una base de perdón completo por ambas partes será menos difícil. Es importante en toda reconciliación declarar a Cristo como el centro de su matrimonio y que sea El quien los guíe y ayude a vivir en un marco de respeto, amor y obediencia a sus preceptos.