Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti y ya no soy digno de ser llamado tu hijo». Lucas 15:21
El cristiano que desea alcanzar la victoria sobre el pecado debe tener en su mente una idea clara de todo lo que implica el acto pecaminoso. Se dice que la paga del pecado es la muerte, que pecar roba la paz del corazón, que es un desperdicio de la vida, y que afecta física y emocionalmente. A pesar de todo lo que se pierde, el número de personas que hemos pecado contra Dios no puede contarse.
¿Cuál es la razón principal para cortar toda relación con el pecado? ¿El castigo? ¿El lago de fuego? ¿La vida eterna? ¿Que lo borren a uno de los libros de iglesia? De la siguiente historia podemos extraer la verdadera razón.
A un joven de dieciocho años de edad, hijo de padres adventistas, las malas compañías lo arrastraron al pecado. Practicaba toda clase de vicios, desde fumar cigarrillos hasta pasar su tiempo en lugares inmorales. Como era de esperar, su padre no aceptaba en forma alguna tal conducta. Le aplicó todo tipo de castigos, pero nada hizo que este joven cambiara su mal proceder. Un día en que el muchacho regresó a casa después de estar con sus amigos tomando bebidas alcohólicas, su padre lo llevó a un lugar solitario. El joven debe de haber pensado que sería para recibir una soberana paliza. Su padre, hombre fuerte y corpulento, se lo quedó mirando fijamente al rostro, como diciéndole algo, pero sin palabras. Después de un par de minutos, explotó en llanto. Cuando el joven rebelde vio las lágrimas que corrían como aguas desbordadas por el rostro de su padre, entendió que su pecado iba más allá de dañar su propia salud, más allá de violar una norma, o de afectar una relación paterno-filial. Entendió que su pecado despedazaba el corazón de un padre amante. Ese día terminó su rebeldía y decidió no causar más dolor a quien lo amaba tanto. Si quieres dejar de pecar, piensa en lo siguiente:
• El pecado no solo te hiere a ti, sino que es una ofensa contra el cielo, contra Dios. Esa es la naturaleza fundamental del pecado. Es un ataque contra Dios.
• El pecado deshonra a Dios, y supone una difamación de su honor en la que incurrimos mediante nuestra conducta y actitud degradante. Nos perjudica a nosotros y a los que nos contemplan.
Enfréntate hoy al enemigo, no pensando en tu prestigio, empleo, buena fama, o en el qué dirán. Hazle frente pensando que cada pecado que cometas crucificará de nuevo al Hijo de Dios.
¡ EL SEÑOR TE SEGUIRA BENDICIENDO !
09
Si GRACIAS A LA HNA. MARTHA VARGAS POR EL FONDO
PEDRO PABLO