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El llamado
Llamados a: ,” para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamo de las tinieblas a su luz admirable.” Es un problema: Cuando la iglesia comenzó a verse a sí misma como una institución que comunicaba los beneficios de la salvación y a dispensar esa salvación, se alejó mucho de su llamado original. Sus miembros se abocaron a obedecer reglas y las normas establecidas, y la participación en los ritos de la iglesia. Hacer estas cosas significaba obtener la seguridad de la propia salvación. La indulgencia era el modo en que la iglesia repartía a sus miembros los presuntos beneficios de la gracia almacenados en sus tesoros espirituales, para compensar las deficiencias de esos miembros, que los iban a mantener a ellos (o a sus seres queridos) en el purgatorio. ¡La gracia de Dios se había convertido en una cosa que la iglesia podía poseer y distribuir! La Iglesia ha sido convocada, apartada y capacitada para testimoniar la salvación de Dios desde que el hombre le fallo y que esta completando Dios para todo lo que el ha creado. Con esta equivocación, la iglesia se abrumo con una enorme carga, se concentro en si misma, busco demostrar su perfección, , olvidando que su credibilidad no estriba en buscar demostrar su perfección sino en mostrar su obediencia, su disposición a ser utilizada por Dios, su crecimiento hacia la consumación de lo que Dios ha prometido. Cuando la iglesia se interpreta a sí misma en función del testimonio, entonces puede servir, puede amar, puede evangelizar, y puede cambiar... con toda la confianza en Dios, ..”que él será fiel para completar la obra que ya ha iniciado, hasta finalizarla” Estar siempre dispuestos a dar razón a los que nos preguntan lo que creemos y esperamos, o la razón de nuestra conducta, no es la actitud combativa de decirle a los otros que somos “mejores” o “que somos salvos”, sino mas bien poder hablar del gran amor de Dios, de su involucramiento en las vidas humanas, de las maravillas que sigue haciendo diariamente en las vidas de muchos, como cambia una vida, como le da sentido, como perdona y da una paz inimaginable. ¿Cómo vamos a capacitarnos para ser, realizar y decir el testimonio?
Nos concentraremos en estudio de lo que dice Dios en su Palabra, nuestro culto sacerdotal comienza con una capacitación para el testimonio. No dejando que haya una división entre el testimonio de “palabra” al de la “obra”, recurriendo a los dones de todos nuestros miembros y dejando que el Espíritu Santo los use para llevar a cabo los propósitos de la gracia de Dios.
A la luz de nuestro sacerdocio y de nuestra misión ¿acaso no cambia nuestra visión acerca de la imagen histórica que ha cobrado la iglesia? ¡No caigamos nosotros en la mentalidad de “templo”! No somos consumidores de servicios religiosos provistos por personal profesional, sino verdaderos sacerdotes que buscan toda oportunidad de vincular a otros con nuestro gran Dios! La iglesia del tabernáculo, la del testimonio vivo, deberá ser una “iglesia tienda” que se mueve entre el pueblo y hace allí frente a Dios en su mismo seno. No se atará a su contexto cultural ni histórico, sino siempre sabrá que su destino esta mas allá del tiempo. ¡ Irá, y no esperara a que vengan!.
¡Cuan grande y maravillosa es esta realidad del sacerdocio que en los cielos hay una eclosión expresada en un cántico nunca antes oído: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Apoc.5:9-10 Ver también 1:6.
GRACIAS A LA HERMANA ARACELI POR EL FOMDO
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