Martes, 19 de enero de 2010
Manos que ayudan
Léase el Salmo 63.1-8
Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.
-– Apocalipsis 3.20 (RVR)
TENÍA un tobillo fracturado y estaba usando muletas por primera vez en mi vida. Esto presentaba ciertos desafíos ya que vivo sola, no tengo familiares cercanos y tengo que subir escaleras para llegar a la casa. Las amistades de la iglesia me ayudaron, llevándome a citas médicas y trayéndome alimentos.
Estaba agradecida por su ayuda, pero observé que era más fácil para ellos hacer algo por mí que pasar tiempo conmigo. A veces lo que más necesitaba era que alguien se quedara por un rato, compartiera mi comida o escuchara mis preocupaciones. Comprendí que, con mi itinerario regular tan ocupado, yo también hubiera ayudado a alguien, pero no hubiera pasado tiempo con la persona.
Fue así que comprendí: ¿no hago lo mismo con Dios? Para mí el tener un gesto de bondad o cumplir una tarea en la iglesia era más fácil que dedicar tiempo a Dios, en cuyo nombre los hacía. Este incidente me ayudó a estar más consciente del deseo de Dios de tener una relación más íntima conmigo.
Sa. Jacquelin Deatcher (New York, EUA)
Oración:
Oh Dios, mi amado, perdóname por negarme a tener una relación contigo, mientras estoy ocupada haciendo cosas para ti. Ayúdame a pasar más tiempo contigo. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
¿Estoy haciendo tanto para Dios, que no estoy pasando tiempo con él?
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OREMOS:
Por quienes están en ministerios cristianos.