Ahogo
""Otra parte de la semilla cayó entre los espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron." Mateo 13:7 "
La parábola del sembrador es un clásico conocido por todos. Incluso en el ambiente secular, se conoce esta historia de Jesucristo, y sus aplicaciones son variadas.
Cuenta la historia de un hombre que salió a sembrar y empezó a tirar la semilla por su campo. Los campos en Palestina eran parcelas angostas que tenían caminos intermedios. Así, el que sembraba o cosechaba podía caminar entre lo que había sembrado sin dañar las plantas. Por eso parte cayó en el camino.
Pero otra parte de la semilla cayó en un lugar donde había espinos. No siempre se limpiaba bien el campo y a veces, los espinos eran muy difíciles de sacar. Aunque se cortara a flor de tierra, siempre quedaba debajo la raíz. Y a la corta o a la larga siempre volvían a aparecer. Esto fue lo que pasó.
La semilla crece y va tomando fuerza, pero los espinos crecen más rápido y más fuertes, y terminan ahogando la planta hasta matarla. La semilla representa la Palabra de Dios en nuestra vida, y los espinos a los negocios de este mundo y al afán por las riquezas.
Y la aplicación es clara. El que se dedica mucho a juntar dinero, termina apartándose del camino de Dios. No es que esté mal el dinero. Todo lo contrario. Lo que esta mal es hacer del dinero nuestro Dios. Querer tener más y más, sin límites, sin escrúpulos, sin control.
Dios quiere hijos ricos, pero hijos que tengan la capacidad de amarlo a El antes que a las demás cosas, incluso al dinero. ¿Qué cosas te ahogan hoy? ¿Qué cosas impiden tu crecimiento cristiano? Tal vez no sea el dinero, y sea la televisión, los amigos, las salidas, un novio del colegio, la familia, el partido del domingo, el ocio.
Cualquier cosa que hoy te saque las ganas de leer la Biblia, o de asistir a la reunión o de orar con Dios cada día, es un espino que te va a matar el deseo de vivir para Dios. Y tu sabes mejor que nadie, cual es ese espino tan peligroso. No pierdas más tiempo, y sacalo de raíz. Siempre crece más rápido que tu convicción espiritual.
No te des el lujo de jugar con fuego. La sentencia de la parábola se cumple siempre. Los espinos te ahogan, terminan destruyendo tu fuerza para servir a Dios, para vivir para Dios, para ser un verdadero hijo de Dios.
REFLEXION - Ahogá lo que te ahoga, avivate.
GRACIAS A LA HERMANA SILVIA POR EL FONDO