El entorno de un hogar es casi siempre muy personal y refleja el gusto individual de los propietarios. Hacer que el exterior refleje al propietario es un talento singular que tienen en común los arquitectos, paisajistas y los aficionados a la jardinería. Admiran tanto su trabajo que los amigos y vecinos van hasta allí, toman fotos y tratan de copiar lo que crearon esos talentosos artistas del paisajismo.
El paisajismo es sin duda un arte, pero también es mucho más. Esos lugares tan singulares y atractivos dicen algo sobre el propietario. Expresan sus preferencias, permiten conocer lo que él aprecia y que es digno de todos los esfuerzos para crearlo.
La mayoría de los jardineros te dirán que aunque les gusta mucho la jardinería, es todavía trabajo. Involucra la inversión de dinero, tiempo y mucho trabajo para crear los resultados deseados. Durante uno o dos años, un jardín bien cuidado requiere tanta atención y dedicación como un nuevo bebé. No obstante, si estás dispuesto a seguir las direcciones, invertir en los materiales necesarios, nutrir y regar las plantas del jardín y arrancar las hierbas malas, puedes esperar un precioso jardín. Hace falta preparación y dedicación… y muchísimo trabajo duro.
La manera en que vivimos nuestra vida física también expresa lo que somos y apreciamos. Se requiere preparación, nutrición de la Palabra y constante atención a las malas hierbas de nuestra vida diaria a fin de crear un bello y satisfactorio paisaje espiritual.
Una espina de experiencia vales más que todo un terreno de advertencia. James Russell Lowell
1 Corintios 15:58
Mis queridos hermanos, manténganse firmes, e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano.