Pedro, apóstol de Jesucristo: A los expatriados, de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos (1 Pedro1:1)
Expatriados – El texto griego dice literalmente, “a los peregrinos elegidos en la dispersión.” Algunas versiones cambian el orden de las palabras y altera parte de la traducción directa.
El significado puede ser el mismo, pero perdemos el énfasis de Pedro. Para Pedro, el asunto crucial radica en las primeras dos palabras, elektois parepidemois. Puedes ver la palabra “electo” allí. Estos son los escogidos de Dios.
La primera palabra griega es elektois- una palabra que separa los creyentes de los incrédulos. Viene de la palabra griega “seleccionar o escoger.” La vemos otra vez en 1 Pedro 2:9. Compara como la usa Pablo en 1 Timoteo 5:21. Este es un concepto del Antiguo Testamento (Lea Deuteronomio 14:2 e Isaías 45:4).
Los escogidos residen cerca como extranjeros (eso es parepidemois). Literalmente, la palabra significa cerca y entre el pueblo. ¿Entonces que nos dice esto sobre la audiencia de Pedro?
Nos dice que Pedro escribe a los seguidores de Yeshua el Mesías que viven cerca pero entre los incrédulos. Son alienados residentes. En realidad no pertenecen donde están. En verdad pertenecen en la presencia de Dios. Pero aquí están…justo en medio del mundo. ¡No es grandioso!
Esto no es accidental. Yeshua mismo oró al Padre que no nos saque del mundo (hasta allí llegó la espera del rapto). ¿Por qué? Porque sin sal (un preservante) y luz (una guía) el mundo está condenado, ¡y Dios aun no termina Su esfuerzo redentor! ¡Estamos aquí, en medio del desastre, a propósito! Somos los elegidos.
Esa es la bendición y la garantía de nuestro propósito. Pero también somos lanzados. Somos lanzados en la mezcla de la vida para ser verbos redentores. Pero no estamos aquí para esperar la salida. No estamos aquí para huir al claustro o retraernos en espacios sagrados. Estamos aquí para ser dispersos entre los impíos. Y eso quiere decir que probablemente nos rozaremos con algunos hombros muy sucios en el camino. Eso está bien. Ese es el diseño de Dios para la sal y la luz.
Pedro le escribía a la comunidad Judío-Mesiánica que había sido dispersa por todas partes como resultado de la persecución política romana. La distribución es el plan de Dios, no la colección. Necesitamos recordatorios sobre el fluir del Espíritu.
Nuestro Dios no puede embotellarse. Rompe toda fortaleza, toda represa, todo contenedor. Se derrama sobre toda barrera, inunda todo paisaje. Y lo hace contigo.
Ve y ponte tus zapatos de caminar. Si te has acomodado, en espera de Su regreso, podrías sorprenderte mucho. El te desarraigará y te dispersará, así como el viento dispersa la semilla. La inestabilidad en nuestras vidas no es accidental.
Los verbos se mueven. ¿Te mueve Dios? ¿Te desarraiga de la placidez de tu vida? ¿Te empuja por la puerta? Mientras más inestable es el mundo, más necesita Dios la movilidad. ¿Cómo le seremos útiles si no estamos a la mano entre quienes lo necesitan a Él?
|