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General: El enemigo contra el cual luchamos (6.10–12)
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De: losmuroscaen (Mensaje original) |
Enviado: 06/06/2010 23:49 |
El enemigo contra el cual luchamos (6.10–12) Satanás es un enemigo fuerte, de modo que Pablo nos exhorta a que nos fortalezcamos. Pablo sabía que la carne es débil (Mc 14.38) Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil y que podemos vencer únicamente en el poder de Cristo. Nótese que antes de que Pablo nos diga en el versículo 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Que estemos firmes, en el versículo 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Nos ordena a fortalecernos. ¿Cómo recibimos esa fortaleza para estar firmes? Al darnos cuenta de que estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales muy por encima de todos los principados y potestades de Satanás (1.19–23) y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. y que el mismo poder de Dios está a nuestra disposición mediante el Espíritu que mora en nosotros (3.14–21). Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. Debemos sentarnos antes de poder caminar y debemos andar antes de poder estar firmes. Debemos entender nuestra posición espiritual antes de que podamos tener poder espiritual. Muchos eruditos bíblicos creen que Satanás fue el querubín ungido al que Dios puso a cargo de la tierra recientemente creada (Ez 28.11–19). Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser. Por su orgullo cayó (Is 14.9) El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Y arrastró consigo una multitud de seres angélicos que ahora forman su ejército de principados y potestades. Satanás tiene acceso al cielo (Job 1–3), pero un día lo echarán fuera (Ap 12.9). Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Es el engañador (2 Co 11.3) Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Y el destructor (Ap 9.11, Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. donde Abadón significa «destructor»), porque se presenta como serpiente y como león (1 P 5.8–9). Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Los cristianos debemos darnos cuenta de que no luchamos contra sangre y carne, sino contra «el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (Ef 2.2). Así como el Espíritu de Dios opera en los creyentes para hacerlos santos, el espíritu de desobediencia (Satanás y sus demonios) opera en los incrédulos. Qué necio es luchar contra sangre y carne cuando el enemigo real está usando simplemente la carne y la sangre para obstruir la obra del Señor. Esta fue la equivocación que Pedro cometió en el huerto del Getsemaní cuando trató de vencer al diablo con la espada (véase Mt 26.51). Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Moisés cometió la misma equivocación cuando mató al egipcio (Hch 7.23–29). Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. La única manera de luchar contra los enemigos espirituales es con las armas espirituales: la Palabra de Dios y la oración. Debemos estar alertas contra las asechanzas del diablo (Ef 6.11), Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Lo cual significa su estrategia, sus maquinaciones (2 Co 2.11) para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. y artimañas (1 Ti 3.7). También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo. Es el gobernador de las tinieblas y usa a las tinieblas (ignorancia y mentiras) para promover su causa (2 Co 4.1; Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. Lc 22.53). Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas. Dios les bendiga por siempre: “R@F@EL” |
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De: MACBELU |
Enviado: 07/06/2010 09:47 |
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