Recuerda que tus pensamientos definen tus sentimientos!
Muchas personas se sienten mal y viven mal porque han dejado que muchos pensamientos negativos inunden su matrimonio, su familia, su trabajo, su vida. La mente es el área de ataque de nuestro enemigo donde nos manda pensamientos como dardos envenenados que contaminan nuestra vida; especialmente con recuerdos negativos del pasado que vuelven y tratan de mantenerte atado(a) a circunstancias que no edifican para nada tu vida ni tu familia.
No asumas que tu cónyuge no te ama, o que quiere hacerte daño. Frecuentemente se interpretan mal las acciones o palabras del cónyuge y vienen los pensamientos negativos como una tromba demoledora para hacerte sentir que no le importas, que no te ama, que no le importa cómo te sientes. Esto por lo general es falso, pero los pensamientos negativos te lo hacen creer como si fuera una verdad.
Los sentimientos son resultado de nuestros pensamientos, y por esa razón la Biblia nos enseña que debemos confrontar todo pensamiento en nuestra vida con las promesas de la palabra de Dios, para que no nos dejemos llevar por las emociones o sentimientos, sino por la palabra de vida que Dios nos ofrece.
Cada vez que te vengan pensamientos negativos a tu mente acerca de tu cónyuge, llévalos de inmediato delante del Señor contrarrestándolos con las promesas de vida de la palabra. No importa si esos pensamientos tienen razón o no en función del comportamiento pasado de tu cónyuge; lo que realmente importa es que tu tengas la FE de que con Dios las cosas pueden ser muy diferentes si vivimos en obediencia a su palabra.
Declara que tu esposo es un hombre que refleja la imagen de Amor que viene de Dios, que es el Sacerdote de tu hogar, que es un excelente esposo, que es un excelente Padre, que es un excelente proveedor, etc; aunque no lo veas aún, proclámalo con fe como si lo vieras. Declara que tu esposa es una mujer virtuosa y sabia que edifica tu hogar; que es una excelente esposa y una excelente madre. Proclama vida sobre ella. Trátala con ternura y suavidad como vaso más frágil; y ella reaccionará positivamente.
Pídele perdón a Dios y a tu cónyuge si has estado permitiendo pensamientos negativos en tu vida, y toma la decisión a partir de hoy, de llevar todos tus pensamientos a la presencia del Señor para que te ayude a discernir las artimañas del enemigo y puedas combatirlas con las promesas de vida de nuestro Dios. Habla con tu cónyuge. No asumas. Exprésale con respeto y consideración lo que sientes, no con reclamos ni quejas.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!
MIGDALIA