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Raíces profundas
. “Cuando salió el sol, se quemó y cómo no tenía raíz, se secó” ( Mateo 13:6) "
El viento y la fuerte lluvia golpeaba la ventana de la habitación donde estaba una pequeña niña que intentaba dormir llamada Rosa. El viento era tan fuerte que sacudía las ramas de un gran árbol, meciendo sus ramas de un lado para otro. Ella al asomarse por la ventana vio como se estremecía entre los relámpagos y la lluvia, y sintió un gran miedo pensando que este árbol se podía caer. Como vio que la tormenta seguía y el árbol no dejaba de moverse con el viento, Rosa comenzó a llorar, pensando que el árbol caería sobre la casa. Luego que la madre de Rosa la calmó, le explicó que aquel enorme árbol tenía sus raíces profundamente enterradas en la tierra. Tan profundas eran sus raíces, que sería necesaria una tormenta mucho más fuerte de la que venteaba esa noche, para arrancarlo del piso.
¡Raíces profundas! ¡Es esto a lo que nuestra fe en Dios nos debe conducir! Raíces profundas y firmes, que sería necesario mucho más que los fuertes vientos de los problemas, de las presiones y de las tentaciones de la vida para derrumbarnos. Cuando las raíces de la fe nos son profundas, sucede lo que Cristo nos describe en la parábola del Sembrador, cuando dice de la semilla que calló en poca tierra, no pudo echar raíces profundas, y se secó apenas salió el sol.¿Cuántas personas se miran a si mismas en los momentos de adversidad y son incapaces de poner su confianza en Cristo? Cuando las personas ponen su confianza en si mismas, son como esa planta que calló en poca tierra y sus raíces son superficiales.
Nuestra fe en Dios, debe estar profundamente enraizada en el amor de Cristo, para que no se seque cuando es alcanzada por la adversidad. Nuestra confianza debe estar profundamente enraizada en ese amor que Cristo demostró abundantemente cuando murió en la cruz, y que él nos enseña y comparte con todos nosotros a través de su palabra, la Sagrada Escritura. Solo así él podrá producir frutos duraderos en nuestras vidas y en beneficio de las personas que nos rodean.
¿Cómo tener una fe así? Conociéndolo diariamente a través de la lectura, estudio y meditación de la Escritura, la Biblia. ¿Tienes esa confianza enraizada en el amor de Cristo? ¿Te sientes una persona segura y capaz de hacer frente a cualquier situación? ¿Descansas en las raíces profundas de Cristo, o en las superficiales de tus propias suposiciones? Dios desea que cada persona tenga esas raíces profundas, firmes y duraderas, y que nos hagan sentir seguros en cualquier circunstancia. Por eso nos invita a escuchar su palabra expresada en la Escritura. Por eso la predicación, el estudio y la meditación de esa palabra. Así estaremos firmemente enraizados en Dios. Dios nos da raíces profundas de convicción, de valores como la verdad, la justicia, el amor... En este mundo que constantemente está cambiando, Dios y sus promesas son las mismas y permanecen para siempre.
Oremos: Señor, aumenta nuestra confianza en ti, creyendo, confiando y obedeciendo tu palabra. Concédenos que produzcamos frutos de servicio abundante a nuestro prójimo. Amén.
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