Tómate la vida con calma
El médico lo miraba con la actitud de quien está a punto de expedir una orden de defunción. Nunca antes le pareció tan serio en su semblante, ni tampoco tan lúgubre el consultorio en el que se encontraba, con diplomas colgados por todas partes y la fotografía del galeno junto con su familia, ocupando un pequeño portarretratos en un costado del escritorio.
--Temo decirte que la úlcera alcanza ya proporciones gigantescas y no puedo asegurarte que el tratamiento e incluso, la operación, sirva de algo. Tú insistes en continuar con tu ritmo de vida—le explicó.
El hombre, bajo de estatura, de ojos inquietos, contextura gruesa y traje de marca, que saltaba a la vista, lo miraba atónito.
--Pero debo trabajar—intervino--. Si no lo hago, todo se vendrá abajo, las empresas, todo...—
--Lo que no dudo que se derrumbará, si prosigue así, será tu vida—le dijo el especialista al tiempo que se disponía a suscribir varias órdenes de atención.
Aquellas palabras echaban por tierra todo el cúmulo de esfuerzos de más de treinta años, primero como operario de un taller, después como supervisor y ahora como gerente propietario de una ensambladora de vehículos. El problema radicaba en que, de veinticuatro horas del día, trabajaba al menos veinte resolviendo dificultades y buscando sinnúmero de alternativas para sortear las múltiples problemáticas a las que hacía frente.
Seis meses después de aquél encuentro, el hombre murió. En su funeral todos coincidieron en asegurar que "era un buen hombre y muy trabajador". Enfatizaron en eso último: "...muy trabajador".
¿Es un reflejo de tu existencia?
No cabe la menor duda que el trabajo nos ayuda a lograr la realización personal. Pero tampoco debemos desconocer que no todo en la vida es ocuparse, sin sacar un tiempo para Dios, para nosotros mismos, la familia y quienes nos rodean.
Siempre es saludable y agradable delante del Señor, que hagamos un alto en el camino, y nos aislemos de tantas ocupaciones que roban nuestra tranquilidad e impiden atesorar algo de suma importancia: buenos momentos.
Un consejo sobre el particular lo dejó nuestro amado Padre celestial cuando a través del autor sagrado escribe: "No arruines tu salud por las riquezas, más bien se sabio y deja esa obsesión. En un momento las tienes y luego se esfuman; vuelan tan rápido, que parece que tuvieran alas como las águilas" (Proverbios 23:4, 5. versión La palabra de Dios para todos).
¿Cuánto hace que no sale a caminar, no aprecia una buena película, se toma un helado con sus hijos o simplemente recorre una avenida sin nada que pensar más que en descansar de las actividades diarias? ¿Recuerda cuál fue la última ocasión que tomó unos minutos para orar a Dios? Si no es así, llegó la hora de hacerlo...
DIOS AMA A TODOS COMO SI SÓLO HUBIERA UNO A QUIEN AMAR.