Amor incondicional
Un soldado regresaba a los Estados Unidos proveniente de la guerra de Vietnam. Desde Nueva York hizo una llamada telefónica a sus padres que vivían en San Francisco. Él les dijo: "Papá y Mamá, voy de regreso a casa pero quisiera saber si puedo llevar conmigo a un amigo."
Ellos respondieron: "Por supuesto hijo, no hay problema."
"Pero hay algo que deben saber" - dijo el soldado. "Mi amigo perdió ambas piernas al pisar una mina explosiva. Me gustaría que él pueda vivir con nosotros."
Su padre le contestó: "Lamento lo que le sucedió a tu amigo, tal vez nosotros le ayudemos a encontrar un lugar donde vivir. Alguien con semejantes limitaciones sería una terrible carga para nosotros. Yo creo que tendrías que olvidarte de ese muchacho."
El hijo colgó el teléfono y los años pasaron. Un día los padres recibieron un llamado telefónico de la policía de Nueva York. Su hijo había muerto al caer de una azotea. Era una clara señal de suicidio. Sus padres viajaron para reconocer el cuerpo. Ellos lo identificaron, pero con horror descubrieron que su hijo no tenía piernas.
Los padres de esta historia se parecen mucho a nosotros. A menudo nos molesta relacionarnos con los pobres, los enfermos, los discapacitados, los deprimidos o la gente sin éxito.
Pensar que a Jesús le conocían como el amigo de los pobres, borrachos y pecadores, según Mateo 11:19. No sé cuál es tu condición. Pero si te sentis derrotado, marginado y olvidado; record que Jesús te abre sus brazos. ¿Por qué no acudis a Él en este momento?
PAZ