“Si nuestra mayor necesidad fuese de información, Dios habría enviado un pedagogo..Si nuestra mayor necesidad fuese de tecnología, Dios habría enviado un científico...Si nuestra mayor necesidad fuese de entretenimiento, Dios habría enviado un artista...Si nuestra mayor necesidad fuese de dinero, Dios habría enviado un economista.Pero como NUESTRA MAYOR NECESIDAD era de PERDÓN, Dios envió UN SALVADOR.”
¿Qué juzgamos ser nuestra mayor necesidad? ¿Donde la hemos buscado? ¿Hemos aplicado, con ahínco, en esa busqueda? Todos nosotros anhelamos ser felices. Luchamos con determinación por nuestros ideales. Ninguna batalla será dura de más si el propósito es alcanzar la felicidad. Trabajamos mucho para ganar bastante dinero. El dinero nos tornará felices… ¿será? Vamos a juegos, participamos de fiestas, buscamos divertirnos lo máximo posible. La distracción nos tornará felices… ¿será? Nuestro grande problema es buscar siempre las consecuencias de la dicha sin preocuparnos por la fuente de esta misma dicha. Gastamos nuestro tiempo con las “demás cosas” sin llevar en consideración el “en primer lugar”. Cristo es la dicha. Con Él en el corazón, todo lo más nos tornará felices. Si tenemos o no dinero, seremos felices. Si vamos o no a fiestas, seremos felices. La dicha no está en las demás cosas y sí en el Señor que transforma todos nuestros días en verdadera y total alegría. ¿Cuál su mayor necesidad? ¿Alegría? ¿Amor? ¿Prosperidad? ¿Vida abundante? ¿Salvación? Todo eso usted puede encontrar en Jesucristo, el Rey de los reyes y Señor de los señores. Él es la fuente de toda felicidad.
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” - Mateo 6:33