Cuando nuestra hija Micaela tenía tan sólo tres años de edad, fue sometida a una cirugía para cerrar una profunda cortadura en su cabeza. Élla estaba tan asustada, como nosotros sus padres, al ver tanta sangre que emanaba , entre su cabello.
Hasta el día de hoy recuerdo sus pequeñas manos aferradas a los brazos de su padre, suplicándonos que no la soltásemos. Gracias a Dios, el difícil momento fue superado. Hoy mi hija tiene 15 años de edad, y en su cabeza, oculta por su rubia cabellera, tiene una cicatriz que nos recuerda un momento difícil que fue superado en victoria.
La realidad es que todos los seres humanos atravesamos por momentos difíciles. Todos necesitamos aferrarnos a algo que nos brinde seguridad. Cuando somos niños, las manos de nuestros padres nos brindan la tranquilidad y paz que necesitamos. Cuando crecemos y somos adultos necesitamos aferrarnos a algo que sea superior a nuestros padres.
Cuando Jesús estaba atravesando el momento más difícil de su vida, elevó la siguiente oración a Dios, diciendo: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu." Jesús en su dolor y desesperación se aferró a las manos de Dios.
Recordemos que,en cada momento dificil de la vida, las manos de Dios siempre estarán a nuestro alcance para que podamos apoyar en ellas, nuestras debiles manos.
EL TRONO DE GRACIA Y MISERICORDIA, NOS ESPERA,ACUDAMOS HACIA EL...ES EL TRONO DE SU AMOR..
BENDICIONES
ANDREA
by Andrea
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