Nota: este es parte de un estudio biblico dado a un grupo de hermanos
Ojalá te sirva para aprender algo de las escrituras
EL PODER LATENTE DEL ALMA
Por el pastor amigo
1. El poder latente del alma
2. La fuerza cristiana y la psíquica
3. Fuerza del espíritu versus fuerza psíquica
Cuando llamé por primera vez la atención de los hijos de Dios sobre la división del espíritu y el alma, varios hermanos bien relacionados pensaron que era sólo un juego de palabras sin grande significado. Ellos no pudieron ver que nuestro conflicto no está relacionado con la palabra, sino más bien con lo que está detrás de ella. El espíritu y el alma son dos órganos totalmente diferentes: uno pertenece a Dios y el otro al hombre. Sean cuales fueren los nombres que les demos, la distinción de los mismos en sustancia es completa. El peligro del creyente está en confundir el espíritu con el alma y el alma con el espíritu, y en consecuencia ser engañado, aceptando las falsificaciones de los espíritus malignos, alterando la obra de Dios.
La mayor ventaja en conocer la diferencia entre el alma y el espíritu está en la percepción del poder latente del alma y el entendimiento de su falsificación del poder del Espíritu Santo. Tal conocimiento no es teórico sino práctico, para ayudar a las personas a andar en el camino de Dios.
La pasada noche yo estaba leyendo lo que dijo cierta vez F. B. Meyer en una reunión, un poco antes de su partida de la tierra. Aquí está un aparte de lo que él dijo: “Este es un hecho sublime, que nunca hubo tanto espiritualismo fuera de la Iglesia de Cristo como lo vemos hoy. ¿No es un hecho que en las áreas inferiores de nuestra naturaleza humana el estímulo del alma es bastante predominante? Hoy en día la atmósfera está tan cargada con la conmoción de todos los tipos de imitación, que el Señor parece estar llamando a la Iglesia a un nivel más alto”. La situación hoy es peligrosa. Podamos nosotros “examinarlo todo y retener lo bueno” (1 Tes.5:21). Amén
Divulgando la verdad
Debemos hablar no sólo el evangelio, sino que también debemos hablar la verdad, las realidades divinas en la Biblia. Para hablar la verdad, hay que saber la verdad. Hay muchas verdades en la Biblia. La Trinidad es probablemente la verdad más grande. Casi todos los cristianos saben que nuestro Dios es triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sin embargo eso es todo lo que saben. Cuando se les pide que hablen más concerniente a
esto, ellos tienen poco que decir. Todos nosotros debemos aprender a hablar algo más profundo. Ustedes pueden decir a la gente que ser bautizado es ser bautizado dentro del Padre, del Hijo y del EspírituSanto (Mt. 28:19). Entonces, ellos disfrutarán la gracia de Cristo el Hijo y el amor de Dios el Padre y tendrán una porción en la comunión del Espíritu Santo.
Ellos disfrutarán las riquezas de la Trinidad. Puede que ustedes crean que sería difícil aprender todas estas cosas, pero yo no lo creo. Todo depende de ustedes. Si tienen el corazón y el deseo, pueden hacerlo de seguro, Corintios 13:14. Donde hay referencias concernientes a la Trinidad divina. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Además, 1 Pedro 1:2 dice: “Según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo...” Esto es el propio disfrute del Dios Triuno. incluso Juan 14:17-20. Estas son las palabras ricas. Aprendan a tomarlas y a hablarlas. Puede que hace varios años atrás ustedes hubieran tenido muchas excusas para no hablar la palabra rica, pero no hoy que ya han recibido bastante enseñanza. Entonces cuando hablen, hablarán no solamente de manera viva, sino también de manera rica.
Aprender a hablar no sólo la palabra viviente, sino también la palabra rica. Entonces nuestro hablar de la palabra rica será la divulgación de la verdad. Hay tantas verdades en la Biblia. Por ejemplo, el libro de Gálatas está lleno de riquezas: “Pero cuando para la ley, a fin de
vivir para Dios” (2:19); “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (2:20); “hasta que Cristo sea formado en vosotros” (4:19); “Porque...ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (6:15). hay muchas riquezas, pero todas las riquezas no están en ustedes. Todos necesitamos darnos cuenta de la situación y sacar las riquezas de la Palabra santa para que hablemos la palabra viviente y rica a la gente.
Ministrando vida
Nuestro hablar con oración, el Espíritu y denuedo es también para la ministración de la vida. La vida se transmite en la Palabra santa. La Biblia es la palabra de la vida. Debido a nuestra escasez de la Palabra de Dios, cuando intentamos ayudar a otros, simplemente no tenemos las palabras para decir nada. Lo máximo que podríamos decir sería: “Usted tiene que amar al Señor y darse cuenta de que el Señor le ama a usted y es digno de confianza”. En cambio necesitamos ministrar algo nuevo, algo de nuestra propia experiencia, algo que hemos descubierto, algo que hemos experimentado. Al hacer esto nosotros espontáneamente ministraremos vida a otros. Necesitamos el hablar apropiado de la palabra viviente y rica para que podamos ministrar vida a otros. Si ustedes hicieran estas tres cosas —predicar el evangelio, divulgar la verdad, y ministrar vida a otros hablando la palabra viviente y rica— entonces al ir a una reunión grande o a una reunión pequeña ustedes serían tan ricos. Tendrían la costumbre de hablar, y tendrían mucho de que hablar. De esta manera la reunión nunca sería pobre, monótona, baja, muerta ni fría. Siempre ella sería elevada, enriquecida y bastante viviente. Esta es la manera de hacer que la vida de la iglesia sea edificada en las reuniones pequeñas (Reuniones en las casas).
4. Recobrando a los que son débiles
El hablar rico también nos ayuda a recobrar a los que son débiles. En la iglesia siempre hay varios que son débiles. Ellos necesitan el apoyo de ustedes: ellos necesitan su ayuda a través de la palabra rica por el Espíritu. En conclusión, si en realidad somos serios con el Señor, todos tenemos que levantarnos. No tomen el atajo. Prepárense con mucha perseverancia, mucha paciencia divina para tomar este camino. Vayan a las reuniones pequeñas, siempre pasen tiempo meterse en la Palabra santa oren adecuadamente y aprenda habla habitualmente las cosas concernientes a Cristo. Hablen las riquezas divinas primeramente para edificarse a ustedes mismos. Luego vayan a la reunión para practicar esta costumbre de hablar. No digan: “No siento que yo tenga una carga para hablar algo en la reunión. No estoy guiado; no tengo ninguna inspiración”. Olvídense de la manera tradicional. Aprendan a meterse en la Palabra y orar sobre ella, y luego practiquen el hablar conforme al depósito en ustedes. Entonces cuando ustedes vayan a la reunión, ya sea que tengan o no el sentir de estar inspirado o guiado, simplemente hablarán. Primero el hablar de ustedes edificará a ustedes mismos y luego espontáneamente edificará a otros. De esta manera, las reuniones serán edificadas. Este es el camino para la vida de la iglesia.
Gracias a la hna. Silvia Rodriguez por el fondo
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