“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” Filipenses 4:19
El apóstol Pablo podía hablar de la fidelidad de Dios porque la disfrutaba cada instante de su vida. Y no se refería solo al concepto material de esa provisión, sino que hablaba de satisfacer toda necesidad humana. ¡Y vaya que tenía experiencia este hombre de Dios! Cuando lo persiguieron Dios le proveyó refugio, cuando lo amenazaron le brindó aliento y seguridad. Y además, no permitió que nada le faltara. ¡Y esa es la especialidad del Dios de Pablo! Suplir todo lo que un hijo precisa que su Padre le dé para ser feliz en esta vida. Esta palabra nos habla de fidelidad. Fidelidad de un Dios real y verdadero. El ser humano busca llenar el vacío de su corazón de distintas maneras. El trabajo, la profesión, hacerse de un nombre conocido, la fama, el poder, muchas veces son los caminos que elige para responder a su inquietud espiritual. Pero esto no lo satisface. Peor aún, hay quienes optan por caminos más nocivos y destructivos. La droga, el alcohol, las perversiones sexuales como la pornografía, la homosexualidad, también son falsas opciones en la búsqueda del sentido de la existencia. Lo que ocurre es que el ser humano no dirige su búsqueda en la dirección correcta. Pues la única respuesta a ese vacío es Dios, en la persona de su Hijo Jesucristo. Jesús es el único capaz de darle al hombre lo que le está faltando: Paz para su corazón atormentado, perdón para sus pecados, promesa de vida eterna para vencer el temor a la muerte, salud para sus enfermedades y también , la bendición material
bendiciones
maritza
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