¿Alguna vez te pusiste a contemplar una colmena de abejas? Allí conviven tres tipos diferentes de abejas. La abeja reina, las abejas obreras y un tercer tipo de abejas conocidos como los zánganos. Los zánganos son abejas entrometidas, siempre están zumbando, entrando y saliendo de la colmena, pero no realizan ninguna labor productiva. La única función de los zánganos es fertilizar a la reina.
Mientras esperan que surja una nueva reina, los zánganos pasan el tiempo visitando una colmena tras otra. Los zánganos no trabajan, no producen miel, no construyen panales y ni siquiera pueden picar a alguien. Los zánganos es la clase de abeja más ruidosa que existe, andan zumbando por todos lados como si fuera un animal fanfarrón.
Pareciera que la vida de los zánganos es privilegiada y fácil, sin embargo no es así, cuando llega el invierno y el alimento escasea, las abejas obreras matan a todos los zánganos. El invierno es el tiempo donde las obreras arreglan cuentas y donde a los zánganos se les acaba la buena vida.
En algunos países latinoamericanos se utiliza la palabra zángano para hablar de la persona holgazana y vaga, que vive del trabajo ajeno. Otros sinónimos de zángano son: perezoso, flojo, haragán y ocioso.
En cuanto a la pereza, la Biblia dice lo siguiente: "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma."
Aprendamos la lección de las abejas. Los zánganos obtienen comida gratis sólo por un tiempo, en el invierno se les acaba la buena vida.
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