Parece que cuando tenemos prisa y estamos retrasados, solo tropiezas con los semáforos en rojo. Aunque son irritantes cuando vamos corriendo a una cita, los semáforos están allí para nuestra protección.
También necesitamos semáforos a lo largo de nuestro día. El trabajo duro y las agendas bien cargadas necesitan interrupciones con tiempos de esparcimiento y reflexión. Sin eso nos enfermaremos de gravedad con dolencias causadas por el estrés. El tiempo que se dedica a la recreación y la relajación puede rejuvenecer nuestro espíritu. Este poema de W.H. Davies nos dice que dediquemos tiempo a detenernos y contemplar:
Qué es esta vida si, llena de preocupaciones, No tenemos tiempo para detenernos y contemplar. No hay tiempo para estar de pie debajo de las ramas Y fijar la mirada en las ovejas o las vacas. No hay tiempo para ver, al pasar por los bosques, Dónde las ardillas esconden sus nueces en la hierba. No hay tiempo para ver, a plena luz del día, Los arroyos llenos de estrellas, como las estrellas de la noche.
Hay dos maneras de pasar a lo largo de nuestra vida ocupada. Una es dejar de pensar. La segunda es detenernos y pensar. Muchos viven de la primera forma. Llenan cada hora con incesante actividad. No se atreven a estar solos. No hay tiempo para la serena reflexión de la vida. La segunda manera, detenernos y pensar, consiste en contemplar para qué es la vida y para qué fin vivimos. El significado literal de la palabra sabat es dejar de hacer lo que se está haciendo.
Durante este día, concédete unas minivacaciones de cinco a diez minutos. Quédate solo, tranquilo y escucha lo que te dice Dios. Dedica tiempo para estar a solas con Dios.
Una Vida Feliz consiste en Tranquilidad de la Mente. Marco Tulio Cicerón
1Timoteo 6:17 Dios... nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.
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