Hoy… Pagaré Mis Votos Al Señor.
Ahora pagaré mis votos a Jehová, delante de todo su pueblo” Salmo 116:14
Votos o promesas todos los hacen, en cualquier lugar y en cualquier tiempo. Unos las cumplen y otros no. Se que es fácil hacer votos y promesas y después se hace duro cumplirlos. Igual es con Dios, muy fácil hacer promesas y luego encontrar que es difícil cumplirlas.
La Biblia habla de un hombre que estuvo muy cerca de la muerte, hizo promesa a Dios basado en la condición de que Dios lo sanara, Dios lo sanó y entonces el salmista dijo: Ahora pagaré mis votos a Jehová…en la presencia de todo el pueblo. Hoy quiero mantener esa actitud, si alguna vez me atreví a hacer votos delante de Dios y hoy los recuerdo…Me propongo cumplirlos.
El más grande voto que hoy puedo hacer delante de Dios es ofrecerle toda mi vida. Dios tratará ese voto con la mayor seriedad posible y muy pronto Dios me probará para ver hasta que punto le he ofrecido mi vida. Si yo le prometo al Señor ir con él a través del Jardín en muy poco tiempo Dios me llevará a través del Getsemani y cuando atraviese el Getsemani mi promesa a Dios necesitará estar muy firme.
En el Getsemani mis ambiciones son rápidamente sometidas a fuego y allí yo mismo me enteraré si yo realmente estoy muerto al mundo o si todavía guardo ambiciones secretas. Fácilmente puedo engañar a la gente o aún a mi mismo con promesas y votos que esconden otras intenciones, pero a Dios no lo podré engañar, porque él siempre prueba toda promesa o voto.
No hay experiencia más hermosa que cumplir una promesa que se ha hecho a alguien. No hay experiencia más hermosa que cumplir una promesa a Dios. Y la mejor promesa que podemos hacer al Señor, no es dar dinero para su obra, es ofrecerle nuestro corazón y entregarle nuestra vida,
Hoy quiero ofrecerle al Señor toda mi existencia y caminar día a día en la bondad de su amor y en la oscuridad de las noches que prueban mis promesas. Las promesas que se cumplen producen realización en la vida y satisfacción en el espíritu y además nos capacitan para lanzarnos por los senderos de las nuevas experiencias en Jesús.
Señor. Gracias por dar tu vida por mi en el Calvario. Cada vez que pienso en eso, mi corazón tiembla de agradecimiento ante tu altar. Que puedo yo prometer que haga vibrar tu corazón, Señor? No es el dinero, no es darte mi familia, ni entregarte mi futuro, es ofrecerte mi vida como una ofrenda de olor grato y dulce para amarte y servirte con todo mi corazón. Hoy quiero ofrecerte mi vida y no quiero Señor que se una simple promesa que luego se olvida, sino que se cumple allí en el Getsemani, lugar donde pruebas todas las promesas que llegan ante ti. Amén.
Dr. Serafìn Contreras Galeano.