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¿COMO MANTENER LA FE EN MEDIO DE LA TORMENTA?
Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar, una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, Sálvanos, que perecemos! El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?
Mt. 8.23-26
Uno se pone a pensar: si a los hombres y mujeres que estuvieron con Jesús, que caminaron con El, que escucharon sus palabras en la forma original y que se admiraban cuando hacia milagros, con frecuencia Jesús, como en el versículo anterior, les llamaba “hombres de poca fe”, ¿qué podríamos esperar que nos dijera a los hombres y mujeres del S-XXI? Pues déjame decirte que nosotros los creyentes de este siglo, hemos creído sin ver – por fe, y este factor es precisamente lo que marca la diferencia; Dios nos ha llamado a creer – a tener fe – y a vivir por fe; por fe somos Hijos de Dios, ricos en amor y buenas obras, sanos y prosperamos como prospera nuestra alma.
Meditando en estas palabras de Jesús, quisiera encontrar el significado profundo que podrían tener esas palabras en nuestros días y estoy segura que lo que Jesús hubiera esperado que sus discípulos hicieran es – tomar acción – en primer lugar, dejarlo descansar y en 2º. Haber ordenado a los vientos y a la tempestad que se calmara; cuando uno sigue a un líder, lo que hace es esencialmente –imitar, homologar- a ese líder y Jesús era y continua siendo, precisamente eso, el Líder, Maestro y Guía, Señor y Salvador y seria lógico que esperara que sus discípulos hicieran lo que le veían hacer a El.
Y es que – Fe – Significa: Confianza – Creer – Obediencia y Seguridad. Todos estos son los componentes de la fe y si falla alguno, falla la fe; es como una cadena, si se rompe un eslabón, ya la cadena no sirve, hay que volverla a pegar y repararla; nosotros hemos dado ese primer paso de creer, pero necesitamos mas, como por ejemplo – ¿cómo – mantener la fe, aun medio de la tormenta, en medio de la crisis, en medio del problema, de la enfermedad, de la decepción, de la traición, de la incertidumbre, de la duda?
Lo primero que necesitamos reconocer es la fe, al igual que Dios y su palabra, tienen en común un enemigo que no pudiendo atacar a Dios en forma directa, ataca a sus hijos, a los creyentes y a los convertidos en Cristo y no necesito decirles quien es nuestro enemigo, porque ustedes ya lo saben, pero si, como y donde actúa, de manera que conociendo sus estrategias y ataques, podamos combatirlo con nuestra espada de dos filos que es la Verdad.
El enemigo, padre de mentira y de engaño, esta siempre atento y listo para atacar, tentar, confundir y destruir y el terreno donde ataca – es la mente – Si amados, la mente es un verdadero campo de batalla, donde el esta luchando por conservar y recuperar ese terreno que antes le pertenecía, pero que ahora es de nuestro Señor y la forma en que lo hace, es a través de tus pensamientos, sentimientos y voluntad, así que de ahora en adelante, es nuestro deber observar estas funciones de nuestro ser, para poder discernir lo que viene de Dios (esta de acuerdo con Su palabra) y lo que viene del enemigo o de nosotros mismos (el ego) y comenzar a identificar sus trampas y ataques, así como la forma en que vamos a defendernos.
1. Creer más la mentira que La Verdad. Cuando “aceptamos” algo, estamos creyendo y simbólicamente estamos “comiendo” ese fruto prohibido que nos va a intoxicar y contaminar nuestra mente; ejemplos: creer que no eres hijo de Dios, que lo que has hecho es tan grave que Dios no te va a perdonar, que Dios no te ama, que no puedes o no eres capaz, que no te dará lo que le pides, etc. Cuando aceptas la mentira, el enemigo deja en tu mente la semilla de la duda y del desamor y puede apartarte del camino. Solución: Busca la Palabra De Dios, siempre hay consuelo y solución para todas las situaciones, ora, clama a Dios y El, te responderá; desecha la mentira y acoge en tu mente y tu corazón, La Verdad; Jesús dijo: Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
2. Temor – Miedo. Esta es un arma muy eficaz del enemigo y con ella puede literalmente paralizarte; hacerte desistir, desanimarte y hacerte abandonar el propósito que Dios puso en tu corazón; en el camino de la fe, al igual que en los caminos de la vida, hay que evaluar, analizar y tomar riesgos, el temor no es nada, no es de Dios y lo único que hace es ponerle freno a tus sueños y a los sueños de Dios. Solución: El amor. Sí, el amor, por increíble que parezca el amor todo lo puede, Dios es amor y nosotros permanecemos en Su amor y lo más importante, el perfecto amor echa fuera todo temor. (1ª. De Juan 4:18) Y el amor te ayuda a perdonar, porque el amor cubre todas las faltas, por amor Dios envió a su Hijo y Cristo murió por nosotros y su amor ha sido derramado en nuestros corazones y ese amor es el que nos perdona, nos sana, nos restaura, nos consuela y nos anima cada día.
3. Pereza – Inconstancia. Muchas personas nunca alcanzan a concretar ningún proyecto sencillamente porque no perseveran, no son constantes, se rinden ante los primeros obstáculos, abandonan ante las primeras criticas, cambian todos los días de parecer o simplemente nunca terminan lo que comienzan o siempre están culpando a otros por sus fracasos, sean personas, situaciones, familia, amigos y circunstancias.
Si tu quieres ser un hombre o mujer de fe, debes entrenarte diariamente, de la misma forma que un atleta que quiere ganar una carrera, todos los días corre un poquito, va al gimnasio y cuida su cuerpo, así nosotros, si queremos crecer en fe, debemos diariamente esforzarnos, creer, dar pasos de fe y ejercitarnos en el amor, la justicia y la paz. Solución:
Uno de los secretos de las personas de éxito es ese: La perseverancia, y la constancia, se vuelven tercos, no aceptan el fracaso y no descansan hasta lograr el éxito; nuestro Padre Celestial también aun trabaja y no descansa, su Objetivo es nuestra salvación y su meta es que todos lleguemos al conocimiento de Dios y a la altura de su Hijo Jesucristo; de El aprendemos que lo que comienza lo termina. Cómo lograrlo? Puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe. (Hebreos 12:2), pero nuestra atención y concentración tiene demasiados enemigos externos que nos roban nuestra atención, (las situaciones, los problemas, las circunstancias, etc.) y debemos aprender a fijar, a mantener nuestra atención, a centrarnos en nuestro objetivo (Jesús) sujetando toda nuestra vida a El.
4. Apatía. Es un arma del enemigo, se identifica con el desgano, la desmotivación, la fatiga, la inactividad, la inercia, la falta de entusiasmo, la depresión, la tristeza, el aburrimiento y cuando permitimos que la apatía gane terreno, empezamos a decaer en nuestra fe y por ende en nuestra vida espiritual. Solución: La acción. Corre al miedo y son las ruedas de nuestros sueños, contrario al miedo que son los frenos; la acción derrota la pereza y la inconstancia y – es lo único que produce resultados – por lo tanto, nos lleva a ser responsables por nuestros actos y por las consecuencias de nuestros actos. Hay que pensar y evaluar antes de hablar o de actuar y medir el riesgo, antes de tomar una decisión importante. Si trabajas te pagan, si siembras cosechas, si estudias aprendes, todo lo que hacemos tiene unas consecuencias y todo lo que ates en la tierra, será atado en el cielo y lo que desates en la tierra, será desatado en el cielo.
5. Desprotección. Cuando nuestros sentimientos son afectados por lo que oímos, vemos o las circunstancias y otros factores externos, entonces nos identificamos con la situación y perdemos de vista nuestro objetivo y es como si anduviéramos sin protección, las palabras nos hieren, los hechos nos ofenden y dañamos nuestra capacidad de observar y analizar neutralmente.
Solución: Cuidar y fortalecer nuestro hombre interior, vistiéndonos con la armadura de Dios, para que podamos estar firmes frente a las asechanzas del enemigo.
( Leer Efesios 6:10-20)
La Armadura de Dios.
FELIZ SEMANA, AMADOS!!!
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