Ellas vienen solas.
Y sin invitación. Nadie las llama, nadie las pide, pero siempre vienen.
Dios no las fomenta, pero tampoco se opone, porque ellas son las que
hacen ver si aprendimos o no. Son nuestra evaluación.
Ellas se muestran de distintas formas, pero siempre dan en el blanco de nuestra debilidad.
Ellas nos hacen sentir secos, inseguros y a veces tristes; pero si
sabemos quienes son, podremos superarlas con facilidad, porque nunca se
quedan para siempre.
¿Quienes son ellas? Son las Pruebas o las Tentaciones. Ellas son
nuestro examen, son la forma en que nos damos cuenta de que hay en
nuestro interior y en quien confiamos. Ellas no son eternas, pero
durante su estadía provocan una sensación de que el tiempo se paraliza,
mientras que sentimos que estamos solos frente a ese gigante...
Si tienes una prueba o una tentación en tu vida en estos momentos, quiero
decirte que es un examen. Ellas saben muy bien como sacar a la luz lo
que tienes en tu corazón, y ponen a prueba si crees o no, que Dios puede
sacarte de esa situación.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios;
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a
nadie;... Bienaventurado el o la que soporta la tentación, porque cuando
haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman. Santiago 1:12 y 13.
Sigue adelante, y cree que Dios es el único que puede ayudarte
para vencer las pruebas y las tentaciones, todos los días.
CUANDO LA TENTACIÓN O LA PRUEBA TOQUE A TU PUERTA, MANDA A JESÚS A ABRIR.
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