Lo bueno y lo malo.
Distinguir entre lo bueno y lo malo no siempre es tan fácil; porque
casi nunca se aparecen el angelito a la derecha y el diablito a la
izquierda. Suele suceder que hacer lo bueno es complicado e implica
tomar decisiones un poco incómodas, mientras que hacer lo malo es
demasiado fácil y no representa ningún esfuerzo de nuestra parte (es
como tener la pelot a un metro del arco y que no haya arquero)
El hacer lo bueno y lo mano en nuestra vida, es determinante, porque
traza el rumbo que vamos a seguir todos los días que nos quedan. Es
una decisión diaria.
Existe un refrán que dice: el fin justifica los medios, pero ¿que si
esos medios son la estafa, la corrupción, el soborno, la mentira, el
robo, la destrucción de documentos; todo eso para obtener estabilidad
estatus social y económico?. No es mejor ir poco a poco, subiendo
etapas profesionales, sufrir caídas y golpes que nos hacen madurar,
para que cuando lleguemos a la cima, veamos hacia atrás y digamos:
costó pero al fin llegué.
La diferencia entre lo bueno y lo malo a veces es muy sutil, al punto
que parecen ser iguales. La Palabra del Señor hace mucho hincapié en
este tema, por ejemplo en el libro de Santiago 4:17 dice: y al que
sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Pero ¿que hacer cuando uno ha escogido el camino equivocado?, ¿hay
alguna salida al problema?, claro que si, pero tendrás que ser muy
valiente y afrontar las consecuencias con valor y confiar que el Señor
te ayudará en todo momento. Si se humillare mi pueblo, sobre el cual
mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos,
y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 de Crónicas 7:14.
Cada mañana al despertar y por la noche al descansar
Agradezco tus bondades a mi vida, por todo lo que me permites disfrutar