Jesús siempre mostró amor y preocupación por el bienestar de sus discípulos. En varios capítulos del libro de Juan vemos como les animaba y les enseñaba. En una oportunidad notando que sus discípulos estaban preocupados por las declaraciones de Jesús respecto a su muerte. Jesús les dijo: que no se preocuparan, que creyeran en Dios y también en él. En pocas palabras les dijo: ¡Confíen en Mí!
Por lo que les hablaba para animarlos, de las cosas maravillosas que prepararía para ellos y de que luego se reunirían de nuevo. Sin embargo, Tomás le escuchaba y preguntó: ¡Como, podemos saber el camino?. Aunque Tomás escuchaba atentamente a Jesús, quien les hablaba de manera clara esperando que estos entendieran el mensaje.
Aun así, en el corazón de Tomás se generó, la duda sobre: ¿cual seria el camino?. A lo que Jesús respondió: ¡Yo soy el camino, la verdad y la vida!. Cuantas veces nos encontramos sin saber a donde vamos o que camino tomar. Pero Jesús por ser el Camino es nuestra senda segura que no solo nos llevara a Dios, también nos llevará a lograr lo que anhelamos y a alcanzar aquellas cosas que nos parecían imposibles.
Por ser la verdad, es la realidad de todas las promesas de Dios, si confiamos en Él, de seguro el propósito de Dios se cumplirá en nuestras vidas cada día. Por ser la vida, une su vida divina a nosotros, tanto ahora como eternamente. Al reconocer a Jesús como nuestro Salvador nunca mas estaremos solos, el siempre estará a nuestro lado recordándonos que es nuestra mejor opción.
¡…y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer! Éxodo 18:20.
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