Tus ojos mirarán cosas extrañas,
Y tu corazón hablará perversidades.
Serás como el que yace en medio del mar,
O como el que está en la punta de un
mastelero.
Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió;
Me azotaron, mas no lo sentí;
Cuando despertare, aún lo volveré a buscar
(Proverbios 23.33–35).