Conciliar

 

"Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya has ganado a tu hermano." Mateo 18:15 "

 

El enojo en un sentimiento natural del hombre que es muy difícil de controlarlo. Surge espontáneamente cuando algo nos molesta, nos lastima o nos frustra. Si nuestro equipo de fútbol pierde el partido del domingo nos enojamos. Si nuestro novio llega tarde a la cita nos enojamos, si un amigo nos insulta nos enojamos, si la profesora nos llama a dar la lección y no sabemos nada nos enojamos.

Hay varias ideas sobre el enojo. Algunos dicen que es pecado y que esta mal, otros dicen que hay que liberarlo, como hace la olla a presión con el agua hervida. Hay quienes sostienen que hay que dejarse llevar por lo que uno siente en ese momento y ser autentico. Otros que hay que esconderlo y taparlo.

La Biblia es bien clara con respecto a lo que Dios espera de nosotros en relación al enojo. Podemos enojarnos pero no podemos pecar. Es decir que el enojo no es pecado. Pecado es lo que hacemos por estar enojados. Por lo que pensamos, decimos, maquinamos o hacemos. Jesús mismo nos deja un consejo magnífico para aplicar en la vida. No es que sea fácil de hacerlo, pero siguiendo este consejo, seguro que no vamos a pecar.

Hay momentos que las actitudes y palabras de los demás nos ofenden o agreden. A veces con razón, otras veces sin razón. Muchas veces nos ofendemos por cosas que nos hacen o dicen y seguimos ofendidos durante mucho tiempo. Nos autoconvencemos que esta justificada nuestra molestia porque fue una ofensa grave la que recibimos. Y alentamos ese enojo porque lo que dijo no tuvo cada que ver. Somos las victimas de la sociedad y todos nos agreden e insultan.

Jesucristo nos dice cual es la manera de vivir bien y sin rencores. Es necesario ir a ver a esa persona que tanto mal nos hizo, y conciliar. Tenemos la falsa idea que esto es para pelearnos. Lo cual seria obvio si cuando vamos a arreglar el problema estamos tan enojados y ofendidos que solo queremos descargar el enojo e insultar al otro.

La idea de Jesús es bien distinta. El nos propone ser francos y directos. En lugar de dar vueltas en el asunto y dejarlo para otro día, en lugar de disparar una artillería de insultos para compensar la ofensa recibida, Jesús nos pide que hablemos con el ofensor y le contemos que lo que hizo nos dolió.

En lugar de enroscarnos en el insulto y en la agresión, debemos ir a buscar a ese hermano que nos ofendió y decirle que estamos enojados por lo que hizo, que nos dolió mucho lo que dijo o lo que hizo, y que no debe hacerlo mas, que su actitud y su forma de ser nos molesta, que no es una buena manera de construir una relación. Pero sin lastimar con las palabras, sin insultar a nadie, sin agredir a nadie.

No es fácil, más cuando estamos enojados porque alguien nos hizo mal. Pero Jesús nos pide esto porque es lo que hizo El con nosotros. Cuando lo ofendíamos e insultábamos, El nos amaba y perdonaba. Nunca nos respondió de la misma manera ni nos pago con la misma moneda. Y eso es lo que El espera de nosotros.

Es más fácil dejarse llevar por el enojo y pecar. Es lo que hacen todos, es lo que es habitual. Dios nos pide que a partir de hoy empecemos a vivir y actuar diferente. Que aprendamos de los buenos ejemplos y no imitemos las malas conductas.

Hoy es tiempo de arreglar ese problema que esta pendiente. Aunque sea de ayer, aunque tenga varios años, hoy es tiempo de ir a buscar a esa persona para reconciliarte. Cuéntale que lo que hizo te ofendió, y en lugar de generar más enojo y rencor, dale a tu vida el respiro del amor de Dios.

     Hoy puedes ganar a un hermano

 

GRACIAS A LA HNA. SILVIA RODRIGUEZ POR EL FONDO 

 





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