"Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquélla, o si ambas serán igual de buenas".
( Eclesiastés 11:6)
"La Palabra de Dios"
Uno realmente no se emociona con la Palabra de Dios sino hasta que llegue a entender que no es solo una colección de promesas inspiradas por Dios. Es una fuerza viva que lleva dentro de sí el poder para hacer que esas promesas sean una realidad en nuestra vida.
Jesús dice que la Palabra de Dios opera de acuerdo a ese mismo principio: hay poder milagroso dentro de ella. Es una semilla que una vez sembrada por la fe en el corazón humano producirá más bendiciones de las que nosotros puedamos imaginars.
Una vez que nosotros entendamos este principio, usted se entusiasmará con la Palabra de Dios. Eso me sucedió a mí. Hace muchos años vi lo que la Palabra podía hacer, vi el poder transformador que había en ella.
Pasaba cada momento posible en la Palabra de Dios porque quería el poder de esa Palabra dentro de mí más que cualquier otra cosa del mundo. Sabía que quitaría las barreras de mi vida, barreras que me habían limitado y reprimido por años. Sabía que al leerla no estaba solo leyéndola, sino sembrando semillas: semillas de prosperidad, de salud, de protección y de victoria en todo aspecto de mi vida.
No trate la Palabra de Dios como cualquier libro, porque no lo es. Es la semilla espiritual que tiene poder sobrenatural en su interior para producir la cosecha de una vida entera. Entusiásmese con ella y comience hoy a sembrarla
"Saludos y bendiciones con amor"