ASIDOS A LA CABEZA
Pablo dijo: “Asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios” (Col. 2:19). Puesto que Cristo es la Cabeza del Cuerpo, tenemos que asirnos a la Cabeza. Asirnos a la Cabeza significa reconocer que Cristo es la Cabeza; es someternos completamente a Su autoridad. Sólo podemos unirnos a los hermanos y hermanas cuando nos asimos a la Cabeza. Los miembros del Cuerpo se entrelazan mutuamente y pueden experimentar la vida del Cuerpo al asirse de Cristo, la Cabeza. La relación que tengamos con la Cabeza determina nuestra relación con los demás miembros. Todas las preguntas en cuanto a la relaciones con los hermanos y hermanas pueden resolverse cuando nos sometemos a la autoridad absoluta del Señor. Si no reconocemos la autoridad de Cristo como Cabeza del Cuerpo, nunca tendremos una relación perfecta con los demás miembros, pues la relación que tenemos en común con El es la que nos permite relacionarnos unos con otros. Quizás tengamos diferencias externas, pero el Cristo que mora en nosotros es el mismo. Esta es la razón por la cual podemos tener comunión unos con otros y ser uno. Aparte de Cristo, es imposible tener comunión. Cuando no nos asimos a la Cabeza, nuestra comunión queda anulada. La base de nuestra relación radica en nuestra acción de asirnos mutuamente a la Cabeza. Cuando todos nos asimos a la Cabeza, nos aferramos los unos a los otros, y nuestra relación con el Cuerpo será apropiada.
Si nos aferramos a la Cabeza, no podremos mantener una relación, sentimiento ni comunión especial con ningún individuo o grupo de individuos. Nuestras preferencias no tienen cabida en el Cuerpo. No podemos tener una comunión directa entre nosotros; todo debe llevarse a cabo por medio de la Cabeza. Por ejemplo, cuando mi mano izquierda me duele, mi mano derecha viene inmediatamente en su ayuda. La mano derecha hace esto, porque tanto la mano izquierda como la derecha están bajo la dirección de la cabeza. La relación mutua entre los miembros pasa primero por la Cabeza. ¿Qué significa formar partidos? Significa que algunos cristianos tienen una relación directa entre sí y se han separado de la autoridad de la Cabeza. Se comunican entre ellos directamente, pero su comunicación no pasa por la Cabeza. Tienen una relación especial entre ellos, pero su relación no pasa por la Cabeza.
No debemos realizar ningún movimiento en relación con otros miembros, que no sea dirigido por el Señor. Si El nos pide hacer algo por otro miembro, y éste no lo agradece, no nos preocupamos puesto que solamente damos cuenta ante la Cabeza. Si nos asimos a la Cabeza, recibiendo toda nuestra dirección de El, y hacemos todo como para El, no debemos preocuparnos por las consecuencias.
Si nos asimos a la Cabeza, no podemos tener interpretaciones diferentes acerca de la Escritura. Las diferencias se originan cuando alguien no se aferra a la Cabeza, porque no es posible que El le diga algo a un miembro y otra cosa a otro. Si surgen diferencias, no debemos tratar de arreglar las cosas por el camino de la discusión; debemos simplemente reconocer a Cristo como Cabeza. En la iglesia todos debemos aferrarnos a la Cabeza, ya sea en lo relacionado con el entendimiento de la verdad, la administración de los negocios, o cualquier otro asunto. Cristo es la única autoridad en el Cuerpo. A los miembros les corresponde asirse a la Cabeza y reconocer a Cristo como la autoridad única y suprema sobre todas las cosas. Si permitimos que la cruz ponga fin a nuestra vida natural, no encontraremos ninguna dificultad en relacionarnos con los demás miembros del Cuerpo.
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
Gracias al ministerio Watchman Nee pòr el aporte
GRACIAS A LA HNA. SILVIA RODRIGUEZ POR EL FONDO
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