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DIOSA
Dormida sobre el tigre, su leve trenza yace. Mirad su bulto. Alienta sobre la piel hermosa, tranquila, soberana. ¿Quién puede osar, quién sólo sus labios hoy pondría sobre la luz dichosa que, humana apenas, sueña? Miradla allí. ¡Cuán sola! ¡Cuán intacta! ¿Tangible? Casi divina, leve el seno se alza, cesa, se yergue, abate; gime como el amor. Y un tigre soberbio la sostiene como la mar hircana, donde flotase extensa, feliz, nunca ofrecida. ¡Ah, mortales! No, nunca; desnuda, nunca vuestra. Sobre la piel hoy ígnea miradla, exenta: es diosa.
Autor del poema: Vicente Aleixandre
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