Me conmueve la magia de tu gesto,
mi cuerpo es ceremonia de la tierra
que se renueva en Ti por tu presencia
y te transfiere a mí por sacramento;
mi atávico ritual es nacimiento
al ritmo de la vida y de la muerte,
un viaje a mi interior, en cuya fuente
descubro la razón de tu silencio.
Vuelo en la vertical de los conceptos
hacia tu irrealidad que en mí palpita,
asciendo por el monte de utopía
y me uno a tu glorioso firmamento;
brilla el sol en la noche del encuentro,
está el cielo colmado de tu ciencia,
olvido la agonía de la senda
y gozo del total conocimiento.
Apaciguo la voz del pensamiento
y percibo el arrullo de tu mar,
agua viva de excelsa caridad
con la intensa fragancia de los sueños;
mi humana arquitectura sin cimientos
tiene poros rendidos a la nieve,
que se impregnan de exaltación celeste,
fertilizada en tu inmortal aliento.
Me elevo entre las nubes y los vientos,
llego al ignoto umbral de la certeza,
sigo la ruta azul de las estrellas,
con los brazos en cruz voy a tu beso;
el vigor creativo de tu Verbo
convierte mi materia en tu edificio,
el orbe es templo abierto al infinito
en mi éxtasis cautivo, en mi embeleso.
Emma-Margarita R. A.-Valdés