¿Has pensado en tu futuro?
Si eres como la mayoría de las personas en el mundo, lo que viene en el futuro puede ser un tema de gran preocupación. Muchas preguntas pueden llenar la mente, como, ¿qué haré?, ¿dónde viviré?, ¿con quién me casaré?, ¿tendré un buen trabajo?, ¿mis niños saldrán bien?, ¿caerán en las drogas?, ¿me enfermaré?, y muchas más. Hay muchos que ya no quieren pensar más en el futuro porque el presente es tan amargo. La vida no ha resultado como la querían y piensan que realmente no hay futuro para ellos. Vivan vidas derrotadas y tristes, una existencia pobre en todos los sentidos.
¿De qué consiste el futuro?
El futuro de cada uno de nosotros consiste de cuatro elementos, tres de los cuales podemos determinar de ante mano. El futuro es nada más que los pensamientos todavía no pensados, las palabras todavía no habladas, las acciones todavía no hechas y las circunstancias todavía no conocidas. Solamente son las circunstancias que muchas veces no podemos controlar directamente. Pero vamos a ver que es aún posible evitar muchas de las circunstancias negativas de la vida si administramos bien los otros tres elementos.
Leamos de dos hombres mencionados por Jesús:
“Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa” (Lucas 6:47-49)
Dos hombres, dos vidas, dos futuros. Cada uno estaba construyendo su vida, y entonces, su futuro. Cada uno tenía la libertad para escoger sus pensamientos, sus palabras y sus acciones. Cada uno dejó construida una casa, que podía representar la vida, el matrimonio, o la familia. Al ver las dos casas, tal vez hubiera sido difícil saber que existía una diferencia entre ellas. Pero cuando les tocó las circunstancias negativas de la inundación, los dos hombres salieron con dos futuros distintos. Ambos hombres habían escuchado las enseñanzas de Jesús. Ambos tenían la libertad para considerar lo que habían escuchado. Ambos estaban planificado su futuro a través de sus pensamientos, palabras y acciones.
Me imagino que ya puedas ver la diferencia entre los dos. Uno de ellos eligió ser un hacedor de la Palabra de Dios. Decidió pensar en la Palabra, hablar de acuerdo con la Palabra y actuar conforme a la Palabra. Su vida quedó construida sobre un cimiento profundo y resistente. Aún cuando le tocó un problema que tenía el potencial para destruir su vida, él salió intacto, su futuro seguro. El futuro del otro también fue decidido antes de la llegada de la circunstancia negativa. Tal vez asistía la misma iglesia y escuchaba la misma enseñanza como el vecino. Pero no lo hizo caso, y en su momento de necesidad él quedó incapaz de superar el problema. No fue la inundación que le destruyó, sino la falta de un cimiento. Y no son las circunstancias de la vida que te destruyen mi hermano y hermana, es la falta de entrega a la Palabra del Señor. ¿Cómo se ve el futuro tuyo?
Leamos un poco más del mismo pasaje Bíblico:
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
En cada corazón existe un tesoro. Lo que hay en este tesoro puede ser bueno o malo. Proverbios 4:23 nos dice, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” ¿Por qué es tan importante el corazón? Porque el corazón representa el espíritu del hombre, la fuente de su vida. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19). En otras palabras, es del corazón que sale tu futuro. Los pensamientos, las palabras y las acciones que corresponden residen en tu corazón. O es un buen tesoro o es malo. Si es bueno, sacarás lo bueno y tu futuro será seguro. A pesar de las circunstancias inesperadas, el cimiento de tu vida está firme. Has metido la Palabra de Dios en tu corazón y eres un hacedor de la Palabra. Estás administrando tu vida y la vida de tu familia a través de la sabiduría y la revelación que se encuentra en la Biblia. Has transformado tu futuro.
No importa como se encuentra el presente, el futuro puede ser mejor. Decide poner la Palabra de Dios y sus promesas en primer lugar en tu vida. Llena tu corazón, tu mente y tu boca con las verdades que Dios nos ha revelado en el Nuevo Pacto. Sé un hacedor de la Palabra y no un oidor olvidadizo. Transforma tu futuro. La decisión es tuya.
Barry Benneth