El fruto del Espíritu
Estos son nueve virtudes que el Espíritu produce en nosotros:
AMOR . Es el sentido del interés por otros, sin esperar nada a cambio.
GOZO. Es esa alegría que está por encima de los problemas y las dificultades propias de la vida.
PAZ. Es la espera, confiada y tranquila en las promesas del Señor. Calma, quietud y orden en el alma.
PACIENCIA. Es la capacidad de aguantar, de soportar los inconvenientes y obstáculos, y seguir adelante a pesar de ellos.
BENIGNIDAD. Es la afabilidad, el deseo y esfuerzo de llevarse bien con el prójimo.
BONDAD. Es la búsqueda de la oportunidad de compartir beneficio con otros.
FE. La esperanza de conseguir aquello en que se cree y no se ve.
MANSEDUMBRE. Apacibilidad, indulgencia hacia el débil. Sufrir las injusticias sin rencor.
TEMPLANZA. Es el dominio o control de uno mismo. Todas esas virtudes son los componentes de un carácter cristiano centrado en Cristo. Describen A Cristo y nos hacen semejantes a Él. Necesitamos someternos al señorio de Cristo y negar todo nuestro egoismo para que Cristo sea formado en nosotros.
EL FRUTO ÚNICO
En la Biblia se llama "fruto del Espíritu", a las cualidades Cristo céntricas vistas en cristianos espirituales. "Más el fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" Gálatas (Gálatas 5:22-23).
Tecnicamente, este pasaje en el idioma original griego significa que hay un sólo fruto del Espíritu-amor. este amor sin embargo se manifiesta en nuestras actitudes y acciones cómo gozo, paz, paciencia, amabilidad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza.
Literalmente el versículo se traduciría: "Cuando el Espíritu Santo controla nuestras vidas, produce esta clase de fruto en nosotros: amor, gozo-amor, paz-amor, paciencia-amor, amabilidad-amor, benignidad-amor, fe-amor, mansedumbre-amor y templanza-amor.
"El fruto del Espíritu es amor" (Gál. 5:22). Solo si vivimos en amor, podemos cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. El creyente debe ser inspirado por el amor, señoreado por el amor y controlado por el amor. Sin el fruto del Espíritu (amor), sólo somos un ruido religioso. Si no hay amor no puede haber ninguna de las otras virtudes crisstianas.
"El gozo es la fuerza del amor"
"La paz es la seguridad del amor"
"La benignidad es la conducta del amor"
"La mansedumbre es la humildad del amor"
"La templanza es la victoria del amor"
Un crisitiano controlado por el Espíritu no necesita la ley que lo provoque a vivir una vida recta. El secreto de una vida controlada por el Espíritu es su dedicación a Dios. "Así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos cómo sacrificio vivo, santo agradable a Dios que es vuestro culto racional" (Romanos 12:1).
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